Slavoj Žižek, ¡Bienvenidos a
tiempos interesantes! Txalaparta, La Paz, 2012, pp. 34-5.
27 abril, 2012
Slavoj Žižek / Desfetichización de la democracia
[P]ara Marx, la cuestión de la libertad no debería ser localizada
principalmente en la esfera política propiamente dicha (¿tiene un país
elecciones libres?, ¿son los jueces independientes?, ¿está la prensa libre de
presiones ocultas?, ¿son los derechos humanos respetados? y una lista similar
de preguntas que diferentes instituciones occidentales «independientes» –y no
tan independientes– aplican cuando quieren pronunciar un juicio sobre un país).
La clave de una libertad real reside más bien en la red «apolítica » de
relaciones sociales, del mercado a la familia, y en la que el cambio requerido
si queremos una mejora real no es una reforma política, sino un cambio en las
relaciones sociales «apolíticas» de producción. LO QUE QUIERE DECIR: lucha de
clases revolucionaria, no elecciones democráticas u otra medida política en el
sentido estrecho del término. No votamos para definir a quién le pertenece qué,
no votamos sobre las relaciones en una fábrica, etcétera: todo esto es
procesado fuera de la esfera de lo político y es ilusorio esperar que uno pueda
cambiar efectivamente las cosas «extendiendo» la democracia a esa esfera,
digamos, organizando bancos «democráticos» [….] Cambios radicales en este campo
sólo pueden ser inscritos fuera de la esfera de los «derechos» legales,
etcétera: en semejantes procedimientos «democráticos» (que, claro, pueden jugar
un rol positivo), y no importa cuán radical sea nuestro anticapitalismo, la
solución es buscada aplicando mecanismos democráticos que, no se debería
olvidar, son parte de los aparatos estatales de ese Estado […] que garantiza un
funcionamiento sin trabas de la reproducción capitalista. En este preciso
sentido, Badiou tenía razón en su afirmación de que, hoy por hoy, el enemigo
fundamental no es el capitalismo ni el imperio ni la explotación ni nada
similar, sino la democracia: es la «ilusión democrática», la aceptación de los
mecanismos democráticos como marco final y definitivo de todo cambio, lo que
evita el cambio radical de las relaciones capitalistas.
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1 comentario:
Su mención a la red apolítica, recuerda a Deleuze.
En cuanto al resto...¿Pues que otra cosa?
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