Gilles Deleuze
“Ah, sé nadar”. Nadie puede negar que saber nadar es una conquista de
existencia. Es fundamental, ¿comprenden? No es obvio. Conquisto un elemento.
Conquistar un elemento es nadar, volar… Todo eso es formidable.
¿Qué es no saber nadar? No saber nadar es estar a merced de los
encuentros con una ola. Ustedes tienen el conjunto infinito de las moléculas
del agua que componen la ola. Digo que es una ola porque estos cuerpos más
simples que llamo ‘moléculas de agua’ --de hecho no son las más simples, habría
que ir más lejos-- pertenecen ya a un cuerpo: el cuerpo acuático, el cuerpo del
océano, el cuerpo del estanque, etc.
¿Qué es el conocimiento del primer género? Y bien, voy, me lanzo y, como
suele decirse, chapoteo. ¿Qué quiere decir “chapotear”? Es muy simple. La
palabra indica bien que se trata de relaciones extrínsecas. A veces la olea me
golpea, a veces me lleva. Son efectos de choque. Es decir, no conozco nada de
la relación que se compone o se descompone, sólo recibo los efectos de partes
extrínsecas. Las partes que me pertenecen son sacudidas, reciben el efecto del
choque de las partes que pertenecen a la ola. Entonces a veces me río, otras
veces lloriqueo, según que la ola me haga reír o me aporre. Estoy en los
efectos-pasión: “¡Oh, mamá, la ola me golpeó!”. Grito que no dejaremos de dar
mientras estemos en el primer género de conocimiento. No dejaremos de decir: “Ah,
la mesa me hizo daño”. Y eso es exactamente lo mismo que decir: “El otro me
hizo daño”. Spinoza es mucho más astuto de lo que se dijo después. No es porque
la mesa sea inanimada que no debemos decir que nos hizo daño. Decir “Pedro me
hizo mal” es tan tonto como decir “la piedra me hizo mal” o “la ola me hizo mal”.
Están al mismo nivel. Eso es el primer género. ¿Me siguen?
Si por el contrario sé nadar, eso no quiere decir forzosamente que tenga
un conocimiento matemático o físico o científico del movimiento de la ola.
Quiere decir que tengo un saber hacer, un sorprendente saber hacer. Es decir,
una especie de sentido del ritmo. La rítmica. ¿Qué quiere decir el ritmo?
Quiere decir que sé componer directamente mis relaciones características con
las relaciones de la ola. Eso ya no ocurre entre la ola y yo, ya no sucede
entre partes extensivas --las partes acuosas de la ola y las partes de mi
cuerpo--. Sucede entre relaciones: las relaciones que componen la ola, las que
componen mi cuerpo, y mi habilidad, cuando sé nadar, de presentar mi cuerpo
bajo relaciones que se componen directamente con las relaciones de la ola. Me
hundo en el momento justo y salgo en el momento justo; evito la ola que se
aproxima o, al contrario, me sirvo de ella, etc. Es todo un arte de la
composición de relaciones.
Es igual a nivel de los amores […] Y bien, sí las olas y los amores son
lo mismo. En un amor del primer género ustedes están perpetuamente en ese
régimen de los encuentros entre partes extrínsecas. En lo que se llama “un gran
amor” tienen, en cambio, una composición de relaciones […] Pero en el segundo
género de conocimiento tienen una especie de composición de las relaciones unas
con otras. Ya no están en el régimen de las
ideas inadecuadas, es decir, del efecto de una parte sobre las mías, del
efecto de una parte exterior o de un cuerpo exterior sobre el mío. Alcanzan un
dominio mucho más profundo que es la composición de relaciones características
de un cuerpo con las relaciones características de otro, y esa especie de
flexibilidad o de ritmo que hace que ustedes puedan presentar su cuerpo --y
entonces también su alma-- bajo la relación que se compone más directamente con
la relación del otro […] Este es el segundo género de conocimiento.
¿Por qué hay un tercer grado de conocimiento? Porque las relaciones no
son las esencias. Spinoza nos dice que el tercer género de conocimiento o el
conocimiento intuitivo vas más allá de las relaciones, de su composición y de
su descomposición. Es el conocimiento de las esencias. Este conocimiento va más
allá de las relaciones, puesto que alcanza la esencia que se expresa en las
relaciones, la esencia de la cual dependen mis relaciones. Si tales relaciones
son las mías, si me caracterizan, es porque expresan mi esencia. ¿Qué es mi
esencia? Es un grado de potencia. El conocimiento del tercer género es el
conocimiento que ese grado de potencia tiene de sí mismo y de los otros grados
de potencia. Esta vez se trata de un conocimiento de las esencias singulares.
El segundo, y con mayor razón el tercer grado de conocimiento, son
perfectamente adecuados.
Gilles Deleuze, En medio de
Spinoza, Cactus, Buenos Aires, 2008, pp. 426-428. Edición de las clases que
nuestro autor dictó en la Universidad de Vincennes entre noviembre de 1980 y
marzo de 1981.
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