Syliane
MALINOWSKI-CHARLES: Emotions as the engines of Spinoza's ethics, Kritika & Kontext, no. 1, 2009.
A diferencia de aquellos filósofos que
conciben la libertad como libertad de elección, Spinoza insiste en que la
realización de la verdadera la libertad no consiste en la evasión de la necesidad. Por el contrario, la
libertad es su integración, en el sentido de que el individuo libre --el sabio—
conforma su ser, y su acción, a la red de causas que actúan en la naturaleza. Como dice Spinoza en el Tratado de la reforma del entendimiento (§ 85), su
"espiritualidad" es simplemente la de un autómata --una especie de máquina productora de ideas. Aquí es
donde surge un problema fundamental de comprensión. Pues esta idea de la mente
sometida, como un autómata, a los procesos causales que la determinan, parece
ser irreconciliable con la idea de que la mente puede realizar su libertad y
desarrollar su potencia hasta el punto de lograr la alegría más perfecta, como
promete la Ética. ¿Cómo puede resolverse
esta aparente contradicción? De hecho, aquí todo el proyecto filosófico de
Spinoza está en juego: ¿Cómo podemos entender esta concepción mecanicista de la
mente? ¿Y cómo tal concepción puede construir una posible ética?
Para empezar, hay que entender qué papel
juega la autoconciencia en este automatismo mental. La idea de autoconciencia ha
sido descuidada en gran medida por los exégetas de Spinoza debido posiblemente
a la dificultad que encontraron en reconciliarla con el determinismo que es
inseparable de su sistema. Sin embargo, una solución a este problema es posible
si podemos reconciliar los dos y mostrar que la mente utiliza su autoconciencia
en su mismo funcionamiento automático.
En otras palabras, dado que la autoconciencia no es otra cosa sino uno de los
efectos necesarios de la formación automática de las ideas, esta idea es necesaria
como cualquiera otra y las leyes actúan en ella como en cualquier otra. De esta
manera, la conciencia subjetiva no necesita ser considerada como un filtro, o como
un controlador, de las ideas. Podemos aceptar plenamente la necesidad, según la
cual la mente se subsume bajo las leyes que determinan completamente la
formación de sus ideas, sosteniendo que la necesidad es compatible, en la
filosofía de Spinoza, con la mente que descubre en sí misma –‘auto-máticamente’—
aquello que asegura su actividad. Esto, a su vez, hace posible que una forma de
actividad --i.e., una forma de libertad-- surja de esta determinación que era, en
apariencia, puramente pasiva.
4 comentarios:
Ciertamente la idea de libertad de Spinoza es la más potente que s eha formulado. La problemática de Kant : determinismo/indeterminismo está mal planteada y Schopenahauer la entiende peor. Nietzsche me parece que sí está en la línea de Spinoza. Estamos determinados porque la realidad es un proceso global de condicionantes que interactuan produciendo lo que ocurre. En el caso del hombre, la conciencia de estos condicionantes le permite distanciarse de ellos y autodterminarse. Pero la autodeterminación no es indterminación. Es un nuevo dterminismo transformado La única libertad posible es la de esta transformación del dterminismo, es decir de la necesidad.
Hola Luis,
No tengo nada que agregar a tu sorprendentemente claro y conciso comentario. Sólo subrayar que la idea clave es la 'transformación... de la necesidad'. Gracias por tu comentario. Seguimos en contacto. Un abrazo.
Hola Alfredo. Tu blog es el estímulo.Fíjate que lo de la trabsformación d ela necesidad, que como dices es la idea clave, se me ha ocrrido leyendo el texto. Lo trabajaré más adelante. En unos días te envio un regalito : un comentario sobre cine spinoziano.
Spinoza siempre vuelve, Alfredo, a los que nos ha tocado no podemos olvidarlo, ni que queramos.
Un abrazo
En mi humilde afán de aprendizaje y el mero hecho de vivir una existencia "natural", gracias.
Hoy, casualmente en la2 vi un coloquio sobre la dimensión emocional en la filosofía y ética, sobre la libertad de hacer feente a la libertad de "elejir" lo que se puede hacer.
Y di con este blog y con Spinoza.
Feliz hallazgo.
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