30 enero, 2012

Nicholas Vrousalis: G. A. Cohen on Community

Nicholas Vrousalis –discípulo de la última generación que formó G. A. Cohen en Oxford—analiza en su ensayo ‘Jazz Bands, Camping Trips and Decommodification: G. A. Cohen on Community’, el concepto de comunidad de su maestro, en el contexto de la fuerte crítica que éste dirige al liberalismo rawlsiano. Vrousalis deslinda las dos formas generales de la idea de comunidad del filósofo político más original en los últimos tiempos: comunidad justificatoria y reciprocidad comunitaria, contrastándolas a su vez con la idea de comunidad en Marx. El autor sostiene, primero, que Cohen ofrece una crítica consistente del liberalismo, poniendo de manifiesto la dificultad que tienen los liberales de darle sentido al concepto de comunidad, es decir, dificultad para otorgarle un valor moral; y segundo, afirma que la original interpretación del concepto de comunidad en Cohen posee una profunda y problemática tensión con su propia teoría de la justicia.

Por último, Vrousalis intenta demostrar, en contra de las corrientes liberales, que la segunda forma de fraternidad --que garantiza la disminución o erradicación del temor y la codicia en las relaciones humanas--, es incompatible con la mercantilización, es decir, con los mercados de fuerza de trabajo. Así, el autor intenta reivindicar el punto de vista de Cohen de que "todos los mercados, incluso un mercado socialista, es un sistema de depredación".


Hacer clic aquí: G. A. Cohen on Community

28 enero, 2012

Leen Spruit y Lina Tortaro: The Vatican Manuscript of Spinoza's Ethica

Leen Spruit y Pina Tortaro, The Vatican Manuscript of Spinoza’s Ethica, edición bilingüe latín/ inglés, Brill, Leiden, 2011, 318 pp.


En mayo de 2011, Leen Spruit y Pina Totaro, investigadores holandeses, descubrieron en la biblioteca del Vaticano un ejemplar del manuscrito original en latín de la Ethica (1675) de Spinoza.

Este códice vaticano es el único manuscrito sobreviviente de esta obra, pues las copias que se reprodujeron durante la vida de Spinoza y el manuscrito original se perdieron. El 23 de septiembre de 1667, el documento fue entregado al Santo Oficio por Niels Stensen, antiguo amigo de Spinoza, quien vivía en Roma después de su conversión al catolicismo, con el propósito de instruir un caso contra Spinoza. Stensen probablemente hurtó el manuscrito de Walther von Tschirnhaus, otro amigo de Spinoza --de quien se sabe poseía una copia de la Ética--, al paso de éste por Roma. El documento cayó en el olvido; estuvo bajo resguardo en el archivo del Santo Oficio hasta 1922 cuando fue transferido a la Biblioteca Apostólica del Vaticano.

El manuscrito es anterior a la Opera Posthuma (1677) --edición que prepararon sus amigos con el manuscrito que encontraron en su legado--, que salió a la luz en los primeros meses de 1678. El estudio comparado de la primera edición y este manuscrito muestra que aquéllos que prepararon la primera edición corrigieron gramatical y estilísticamente el latín de Spinoza. Si bien Spinoza poseía un buen latín, no era un filólogo. Sus amigos editores eran unos expertos latinistas.

26 enero, 2012

Diego Tatián: La cautela del salvaje. Pasiones y política en Spinoza

Diego Tatián, La cautela del salvaje: Pasiones y política en Spinoza, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2001

"Este estudio de la filosofía política de Spinoza se inscribe decididamente en la corriente que […] llamamos un “espinozismo de izquierda” o progresista, aunque sus conclusiones son menos optimistas que las que expresan los principales exponentes de esta corriente.
La originalidad de este libro, que refleja un conocimiento detallado de la obra de Spinoza y de sus interpretaciones contemporáneas, está reflejada en la relación que establece entre cautela y salvaje, es decir, entre una interpretación que se inspira de Leo Strauss y recalca la difícil coexistencia entre amor de la verdad y política, y la interpretación completamente opuesta de Toni Negri, Matheron, Balibar y Rancière, entre muchos otros, que leen en Spinoza una prefiguración del activismo político de Marx y sus discípulos.
La interpretación que podemos llamar straussiana descubre en Spinoza una doble dificultad, la primera empírica, la segunda de principio. La empírica tiene que ver con el contexto histórico en el que vivió Spinoza, gozando de un espacio que admitía una cierta tolerancia de ideas heterodoxas. Este espacio es mucho más restringido de lo que parece, como Spinoza descubre primero cuando es expulsado de la comunidad judía, y por segunda vez, cuando presencia el asesinato de Jan de Witt por la turba. Habiendo descubierto la fragilidad de este espacio de libre pensamiento, Spinoza desarrolla sus estudios y enseñanzas en secreto, comunicando sus ideas con cuidado a interlocutores selectos, lo que no evita que en varias oportunidades estos reaccionen violentamente contra sus ideas. Pero esta dificultad es solamente empírica, y podríamos pensar que en otros periodos históricos más esclarecidos estas precauciones serian innecesarias. Sin embargo, Spinoza parece sostener, en el Tratado Teológico Político y en la Ética, que la vida política parece requerir la existencia de creencias que si bien no son verdaderas, son útiles al mantenimiento del cuerpo social. Estas ideas no requieren necesariamente un fundamento metafísico, o al menos, solo en tanto se requiere para que la masa pueda hacerlas propias.
La interpretación progresista se inspira sobre todo en el Tratado Político, un escrito posterior al Tratado Teológico, que Spinoza dejo inacabado a su muerte. En términos generales, esta interpretación ve en Spinoza un partidario de una democracia radical, alejado de la doctrina del contrato social (que no aparece en el TP aunque si en el TTP y en la Ética)
En el titulo de este libro, el salvaje es una referencia a la obra de Toni Negri. Entre ambas interpretaciones opuestas, Tatián, aunque más inclinado a las interpretaciones progresistas, rescata de Spinoza el concepto de amistad, y la persistencia del ideal político de una comunidad ideal aún en condiciones desfavorables a su concreción:
Dos son los legados de Spinoza que se han querido poner de relieve: frente al mundo despolitizado de la modernidad triunfante, un elogio de la política como modalidad eminente de expandir nuestra esencia y desarrollar nuestra potencia de existir; frente al mundo de la dominación total y al total imperio de la voluntad de poder --nuestra verdad histórica-- la necesidad de “abandonar el territorio”
 . . . en favor de encuentros y comportamientos impolíticos que conserven y realicen paradójicamente el antiguo ideal político de la libertad. (p. 228)
Es siempre arriesgado preguntarse dónde estaría Spinoza hoy en día, pero por otro lado, ¿no es acaso eso que nos hace aun volver a leer su obra, la presunción que sus reflexiones pueden aun iluminar nuestro presente? En este caso, Tatían se alinea con las lecturas progresistas para ver en la obra de Spinoza una tradición subterránea y marginalizada, de la que participarían Maquiavelli y Marx, opuesta a la tradición del contrato social donde revistan Hobbes, y Locke. Sin embargo entre ambas lecturas posibles, Tatián parece optar por una posición intermedia, quizás en parte reflejando las condiciones históricas en las cuales este libro fue escrito, en un periodo de repliegue del pensamiento progresista. En todo caso, repetidamente Tatián señala la dimensión ‘impolítica’ del pensamiento de Spinoza. ‘Impolitica’ no es equivalente a indiferencia hacia lo político, sino una cierta desconfianza frente al estado y su colonización del espacio público. Tatián se apoya aquí en varios pensadores italianos contemporáneos, que parecen estar tratando de reinventar dificultosamente, en el contexto del pensamiento continental, la noción anglosajona de sociedad civil".
Fuente: Filosofía Contemporánea

23 enero, 2012

Tomás Abraham: Spinoza o Hegel

Desapareció Spinoza de mi vida. Es posible que en la institución judía a la que asistí un breve tiempo, en donde había grupos de estudio para jóvenes sobre los pensadores de la tradición, su nombre haya circulado alguna vez. Imagino que sabía que era un filósofo excomulgado.

Ya en París como estudiante de filosofía, el nombre de Spinoza volvió a sonar con renovado prestigio por la importancia que le daba el grupo de filosofía que acompañaba a Louis Althusser. Uno de ellos, Pierre Macherey, profesor que tuve en la Sorbonne durante un cuatrimestre, escribió años después, 1979, el libro Hegel ou Spinoza, en la misma colección “Théorie”  de la editorial François Maspero en la que se habían editado los libros de Althusser sobre Marx.

Spinoza era para Althusser y sus compañeros una máquina de guerra discursiva contra Hegel. Desprender a la filosofìa marxista de su adherencia hegeliana era para ellos una labor imprescindible en su intento de refundar el marxismo de acuerdo a las nuevas teorías provenientes de la lingüística estructural, del psicoanálisis lacaniano y de la antropología de Claude Levi-Strauss.

Era parte del combate ideológico contra el aparato fenomenológico, el sartrismo, y el humanismo feuerbachiano que se basaba en los textos del joven Marx. Por alguna razón que me resultaba misteriosa, Spinoza era un aliado de esta tarea, un compañero de ruta muy querido en la avanzada materialista.

Macherey, en este libro primerizo, anterior a su gran obra en cinco tomos sobre Spinoza Introduction a la Éthique de Spinoza, comienza marcando la diferencia entre un Hegel profesor de la Universidad y un Spinoza reacio a aceptar puestos académicos. La explicación reside en el modo en que ambos componen su obra en relación a la institución:

“El sistema hegeliano cuya exposición se construye y se desarrolla al mismo tiempo que su autor recorre, con alegría, las etapas de la carrera universitaria (de preceptor privado a la Universidad de Berlín), la una reflejándose en la otra y dándole por reciprocidad su verdad, ¿no está confeccionada por su organización jerárquica, para ser ejercida en el marco de una institución pública de enseñanza?”.

Sistema especulativo y trasmisión académica son dos instancias homólogas en el trayecto hegeliano. Por el contrario, el sistema spinozista repele toda oficialización. Dice Macherey: “Su doctrina expone el punto de vista de un solitario, de un reprobado, de un rebelde, y se trasmite de la boca en boca (...) La filosofía suprime el miedo e ignora la obediencia; por eso no puede ser enseñada públicamente”.

Este reencuentro con Spinoza vino con la doble aureola de un pensador ungido con la gloria del anarquismo y del materialismo. El recuerdo de aquel primer contacto con el texto de la Ética, aquel libro incomprensible, se recreaba ahora con el materialismo de su peso en gramos y el anarquismo de un triángulo equilátero. Pero sin duda su vida, de la que conocía poco y nada, debía justificar tamaño romanticismo, al menos por su condición de desterrado cultural, hereje o ateo, que supo enfrentar a las autoridades de su comunidad.

Resultaba algo más arduo comprender las razones por las que el materialismo dialéctico de Carlos Marx estaba emparentado con el panteísmo de Baruch Spinoza, ese misterio sólo podía ser develado por especialistas tanto de uno como de otro pensamiento, aunque al menos, incapaz de llegar a tales ditirambos conceptuales, me contentaba por el momento con saber que Spinoza era un revolucionario en la teoría y seguramente en la práctica también.


En realidad, Spinoza era marxista, y  a no dudar, éso bastaba por el momento. El holandés errante, el sefaradí expulsado, estaba en la senda correcta, y pertenecía a la línea materialista.

18 enero, 2012

Pierre Macherey: In a Materialist Way

En la década de los sesentas del siglo pasado tuvo lugar un acontecimiento en el campo de la filosofía: el ’descubrimiento’ de Baruch de Spinoza. La primera ola de este renovado interés por Spinoza se caracteriza por el estudio exhaustivo de los textos spinozianos. Entre los estudios más importantes encontramos: Individu et communauté chez Spinoza (1969) de Alexandre Matheron, quien afirma que el proyecto de Spinoza es un proyecto de ‘desalienación’ cuyo fin último es que la humanidad se vuelva ‘una totalidad consciente de sí misma’; Gilles Deleuze con su Spinoza y el problema de la expresión (1968), que se enfoca en la relativamente marginal noción  de expresión; y  Spinoza (Dieu: Ethique I) (1968) de Martial Gueroult, que se propuso explicar a la letra todo lo dicho por Spinoza al grado de convertir en superfluo todo análisis posterior. El común denominador de estos estudios es mostrar la unidad arquitectónica del pensamiento de Spinoza.
En cambio, la segunda ola se caracteriza por reconocer las contradicciones, conflictos y tensiones –ignorados por los estudios anteriores-- que atraviesan los textos de Spinoza. Bajo esta óptica, destaca Hegel o Spinoza (1979) de Pierre Macherey --discípulo de Althusser--, quien concluye que de la confrontación entre Hegel y Spinoza surge la posibilidad de una dialéctica sin negación de la negación, sin superación de la contradicción y sin finalidad, esto es, una dialéctica positiva. Después aparece el libro La anomalía salvaje (1981) de Antonio Negri que es el primer intento de ir más allá del análisis de textos al examen de las circunstancias históricas y materiales de la escritura filosófica de Spinoza.
A propósito de Pierre Macherey, en Scribd está disponible su libro In a Materialist Way (Verso, London, 1998), que es una colección de sus ensayos más importantes traducidos al inglés. Quiero destacar los tres trabajos sobre Spinoza: ‘Deleuze in Spinoza’ (lectura imprescindible), ‘Spinoza´s Philosophical Actuality’ y ‘Spinoza, the End of History, and the Ruse of Reason’.
Hacer clic aquí: In a Materialist Way

13 enero, 2012

Slavoj Žižek: The Revolt of Salaried Bourgeoisie

El London Review of Book publica en su versión electrónica el artículo 'The Revolt of Salaried Bourgeoisie' del celebérrimo Slavoj Žižek (11 de enero, 2012):

“¿Cómo Bill Gates se convirtió en el hombre más rico de Estados Unidos? Su riqueza no tiene nada que ver con los costos de producción de lo que Microsoft está vendiendo, es decir, no es el resultado de que esté produciendo buen software a precios más bajos que sus competidores, o que 'explote' a sus trabajadores con más éxito (Microsoft paga a sus trabajadores intelectuales un salario relativamente más alto). Si ese hubiera sido el caso, Microsoft habría quebrado hace mucho tiempo, entonces la gente habría elegido los sistemas libres como Linux, que son tan buenos o mejores que los productos de Microsoft. Pero millones de personas siguen comprando el software de Microsoft porque ésta se ha impuesto como un estándar casi universal, prácticamente monopolizando el mercado, como una concretización de lo que Marx llamó el "intelecto general", esto es, el conocimiento colectivo en todas sus formas, desde la ciencia hasta el conocimiento técnico-práctico. Efectivamente, Gates ha privatizado parte de la inteligencia general y se ha enriquecido con la apropiación de la renta que siguió a eso”.

Hacer clic aquí: The Revolt of the Salaried Bourgeoisie

10 enero, 2012

Aurelio Sainz Pezonaga: Cuerpos, masas, poder de Warren Montag

Warrren Montag intenta mostrar en su libro Cuerpos, masas, poder. Spinoza y sus contemporáneos (Tierradenadie, Madrid, 2005), a contrapelo de la filosofía política actual, que Spinoza no es un racionalista ni un liberal, sino precisamente el materialista más profundo de la historia de la filosofía. Montag se arriesga a postular los tres principios fundamentales del materialismo spinoziano: no puede haber liberación de la mente sin liberación del cuerpo,  no puede haber liberación individual sin liberación colectiva y que la forma escrita de las proposiciones spinozianas poseen por sí mismas una existencia corpórea, incluido su propio libro sobre Spinoza (o la reseña que reproducimos abajo), no como la materialización o realización de una intención espiritual o mental pre-existente, sino como un cuerpo entre cuerpos.  El libro nos lleva a pensar de nuevo la filosofía de Spinoza mediante la formulación de nuevas preguntas: ¿Quién lo ha leído? ¿Cuántos de nosotros lo hemos entendido? ¿Qué efecto material ha producido no sólo en nuestras mentes, sino en nuestros cuerpos? ¿En qué medida ha movido los cuerpos y qué los ha movido a hacer?
He aquí la “más que reseña (poco) menos que manifiesto” de Aurelio Sainz Pezonaga, publicada en la revista electrónica Youkali, no. 2, Madrid, noviembre de 2006.

Hacer clic aquí: Spinoza, materialismo, comunismo

07 enero, 2012

El principio de causalidad


"En en el alma [en la mente] no hay ninguna voluntad absoluta o libre; sino que el alma [la mente] es determinada a querer esto o aquello por una causa que también es determinada por otra, y ésta a su vez por otra, y así hasta el infinito". (E2p48)

"Todas las cosas de la Naturaleza acontecen con cierta eterna necesidad y suma perfección". (E1ap)

04 enero, 2012

Étienne Balibar: Spinoza. The Anti-Orwell

Encontré en Scribd (un sitio web donde se publican y comparten documentos) el valioso ensayo “Spinoza. The Anti-Orwell: The Fear of the Masses” de Etienne Balibar --publicado originalmente en la revista independiente Les Temps Modernes (1985)--, que forma parte de la colección de ensayos del propio autor publicada bajo el título Dilemmas of Classical Politics, edición en inglés agotada desde hace muchos años. En este ensayo Balibar se ocupa de una manera “intempestiva”  de la naturaleza de la política de Spinoza, en una época que mira “en los movimientos de las masas sólo la figura de un demonio histórico radical”. Escribe Balibar:

“Con este título intencionalmente intempestivo, intentaré formular el problema sobre la base del cual será posible comprender y discutir lo que hace indispensable el pensamiento de Spinoza (o mejor, si compartimos en esta cuestión la concepción brillantemente presentada por Negri, que el pensamiento de Spinoza es profundamente político) para nosotros hoy día, no obstante lo aporético que pudiese parecer. De hecho, creo que es imposible reducir las posiciones del “judío renegado” de La Haya, a pesar de su apariencia deductiva, a una sola definición, aún si se le considera una tendencia que prevalecerá progresivamente sobre otras en su itinerario intelectual. Al contrario, a mí parecer, aquello a lo que se dirige, o a lo que nos dirigimos cuando tenemos la experiencia de leerlo e intentamos pensar en los conceptos que él nos ofrece, es un complejo de contradicciones sin una genuina solución. Pero, no sólo porque los problemas que él plantea no pueden volver a un pasado irrecuperable, sino porque precisamente este complejo de contradicciones es el que los hace inevitables para nosotros, concediendo a su metafísica un singular poder crítico y una constructiva capacidad teórica. Quizás esta sea la señal por la cual podemos reconocer a un gran filósofo.
Por tanto, no es el caso resolver falsamente estas contradicciones tomando posición más allá del punto alcanzado por Spinoza en su investigación, o establecer el lugar que él ocupa en una evolución histórica cuyo significado nosotros creemos poseer. En este sentido, la demostración producida por Pierre Macherey en su Hegel ou Spinoza me parece decisiva. Cada lectura es ciertamente una transformación. Pero la única efectiva (y por tanto ilustrativa) transformación es aquella que rechaza el fácil juicio retrospectivo, que se rehusa a proyectar sobre las contradicciones de Spinoza un esquema (dialéctico u otro) que ya él mismo hubiese invalidado. Por consiguiente, lo contrario es lo importante: destacar, si es posible, las contradicciones características de su pensamiento que resultan ser, al mismo tiempo, completamente actuales, y de esta manera permitirnos comprender cómo pensar en los términos de Spinoza, y como lo primero, a su vez, puede ser activo en nuestra propia investigación, sin ninguna solución pre-establecida”.

01 enero, 2012

La relación razón-libertad


Afirma Spinoza: “...llamo libre, sin restricción alguna, al hombre en cuanto se guía por la razón; porque en cuanto así lo hace es determinado a obrar por causas que pueden ser adecuadamente comprendidas por su sola naturaleza, aunque éstas le determinen necesariamente a obrar. Pues la libertad no suprime, sino que presupone la necesidad de actuar”. (Tratado político)