"Esto equivale a decir que ese lugar está pre-codificado. Está destinado exclusivamente a un 'demócrata', a un auténtico 'republicano'. Si a él llega alguien sospechoso de no serlo, alguien que es representado como heterogéneo a la codificación del lugar, entonces se desencadena, como cuando un infiel toca una reliquia sagrada, la emoción pública de los guardianes del templo. Es, pues, simplemente falso, al menos para el afecto, para la opinión masiva, que el voto sea la expresión de la libertad de las opiniones. En realidad, está dominado por lo que llamaré el principio de lo homogéneo: todo el mundo puede ser candidato, pero sólo pueden llegar a los lugares precodificados del poder posible aquellos que se adecuan a una norma. En verdad, aquellos de quienes se sabe a ciencia cierta que no harán nada esencialmente diferente de quienes lo precedieron. El principio de lo homogéneo garantiza en realidad el conservadurismo del voto, encarnado en la alternancia".
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