En los mundos que recorremos, en las situaciones que habitamos, en medio del entramado de cuerpos y lenguajes que componen nuestra existencia emerge una excepción, un acontecimiento. Su aparición coincide con su desaparición. Pero queda una huella. Una huella mundana que abre la posibilidad de decidir sobre las consecuencias situacionales del acontecimiento. Badiou llamará “sujeto” a la orientación general de estas consecuencias sobre un cuerpo (es decir, sobre una configuración mundana apta para funcionar como suporte del formalismo subjetivo). Lo que está en juego es la producción de un nuevo presente. Cierta figura subjetiva se propondrá ser consecuente con el acontecimiento y su huella. Se trata del sujeto fiel. Otra modalidad subjetiva intentará negar ese presente, negar la potencia inmanente de su posibilidad. Es el sujeto reactivo. Finalmente existirá otra posibilidad subjetiva, consistente en la ocultación del presente detrás de una corporalidad (etnia, raza, nación, comunidad) presentada como plena. Será el caso del sujeto oscuro.
Franco Ingrassia
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