Traducción de Alfredo Lucero Montaño
Véase también en Reflexiones marginales, no. 49, 2019
En el primer aniversario de la inmensa pérdida de André
Tosel (1941–2017), filósofo político francés, de doble linaje intelectual,
marxista y spinozista, profesor emérito de filosofía en la Universidad de
Niza-Sofía-Antipolis y exdirector de su Centro de Investigación de Historia de
las Ideas; en modesto homenaje, hemos tomado y traducido de la Enciclopedia Multimediale delle Scienze
Filosofiche esta entrevista (1988) que a pesar del largo discurrir de
tiempo no ha perdido su interés ni su frescura.[1]
1. ¿Cuáles son los elementos de originalidad de Spinoza bajo la tradición
racionalista?
Se puede decir que la originalidad
de Spinoza consiste en haber integrado totalmente la ciencia moderna, la
ciencia de Galileo, en una filosofía, en una teoría general del ser u
ontología, que radicaliza la matriz racionalista. En este sentido, Spinoza, un
cartesiano, va más allá de Descartes porque elimina las divisiones que todavía
Descartes mantenía en el ser. Como Descartes, Spinoza quiere integrar la
ciencia moderna en una definición general del ser basada en los conceptos de
necesidad y determinismo. Sin embargo, a diferencia de Descartes, no teoriza
sobre la dualidad, por ejemplo, la que separa el mundo corpóreo de Dios. Dios
se mantuvo, en efecto, en la metafísica cartesiana como un principio
espiritual, un espíritu creativo, en conformidad con los elementos centrales de
la tradición especulativa. Descartes afirma también que hay una gran
diferencia, radical, entre el hombre, que es cuerpo y espíritu, y el resto de la
naturaleza. Según Spinoza, debemos reunificar estos dualismos, superarlos, para
entender la gran lección de la ciencia natural, que se desarrolla en la
perspectiva de la unidad del mundo de los fenómenos.
De ahí se sigue que el Dios de
Spinoza, la teoría general de la naturaleza, es una novedad en el campo de la
filosofía: Dios, la sustancia, es igual a la naturaleza --Deus sive natura-- es el gran dictum
de Spinoza, la afirmación “escandalosa”. Eso lo hace un pensador moderno de una
manera diferente a todos los demás. Por ello, dice Spinoza: Dios es causa sui y, por lo tanto, no necesita
ser pensado a través de esquemas, categorías, de la creación o la emanación. Si
esta es la propiedad fundamental de Dios, Dios "brilla" en el mundo
porque todo lo producido en la naturaleza, naturaleza que es Dios, se encuentra
en Dios y Dios es esta misma producción. Por lo tanto, esta unidad de Dios con
la naturaleza es el nuevo concepto del ser como un producto de sí mismo, por sí
mismo, el cual produce todo lo que existe, para constituir la novedad absoluta
de la ontología de Spinoza, su panteísmo.
Se puede decir, en resumen, que la
novedad radical de Spinoza es su forma diferente de concebir el ser.
Spinoza dice que Dios se produce en virtud de sí mismo y que, produciéndose a sí mismo, produce infinitas cosas finitas –-res singulares-- en una infinita variedad de formas. Por lo tanto, hay una especie de simultaneidad o coincidencia en el ser entre el acto por el cual Dios es producido y el acto por el cual él produce el universo. Se puede decir, en general, que Spinoza concibe el ser como una producción: pensar en el ser como producción significa renovar radicalmente la metafísica. Llevando el discurso al extremo se puede decir que para Spinoza la naturaleza es la unidad del proceso productivo y de los productos dentro de este proceso productivo.
Spinoza supera las perspectivas de Descartes y Leibniz. La idea de que todo se produce, que nada se crea, que nada se deriva de un principio que de algún modo estaría más allá del proceso productivo de la natura naturans, hace que la naturaleza surja como una estructura ontológica unitaria. La unidad no significa abstracción, eliminación de diferencias, ya que es "unidad en distinción"; Dios nunca deja de producir una infinita variedad de formas y todos sus productos son claramente inteligibles en sí mismos. Y este es el segundo elemento fundamental del spinozismo: si en el primero se radicaliza el gran principio del materialismo, según el cual nada nace de la nada --ex nihilo nihil fit-- y, por lo tanto, el concepto de "creación" se anula, superando siglos de teología, el segundo consiste en afirmar que lo que se produce es inteligible en sí.
Spinoza dice que Dios se produce en virtud de sí mismo y que, produciéndose a sí mismo, produce infinitas cosas finitas –-res singulares-- en una infinita variedad de formas. Por lo tanto, hay una especie de simultaneidad o coincidencia en el ser entre el acto por el cual Dios es producido y el acto por el cual él produce el universo. Se puede decir, en general, que Spinoza concibe el ser como una producción: pensar en el ser como producción significa renovar radicalmente la metafísica. Llevando el discurso al extremo se puede decir que para Spinoza la naturaleza es la unidad del proceso productivo y de los productos dentro de este proceso productivo.
Spinoza supera las perspectivas de Descartes y Leibniz. La idea de que todo se produce, que nada se crea, que nada se deriva de un principio que de algún modo estaría más allá del proceso productivo de la natura naturans, hace que la naturaleza surja como una estructura ontológica unitaria. La unidad no significa abstracción, eliminación de diferencias, ya que es "unidad en distinción"; Dios nunca deja de producir una infinita variedad de formas y todos sus productos son claramente inteligibles en sí mismos. Y este es el segundo elemento fundamental del spinozismo: si en el primero se radicaliza el gran principio del materialismo, según el cual nada nace de la nada --ex nihilo nihil fit-- y, por lo tanto, el concepto de "creación" se anula, superando siglos de teología, el segundo consiste en afirmar que lo que se produce es inteligible en sí.
El entendimiento humano no puede
saber todo, pero lo que sabe lo conoce precisamente como es en sí, de modo que
la teoría gnoseológica también se basa en el principio de la necesidad. La
necesidad es la única y sola determinación del ser-sustancia, y la actividad
cognitiva del entendimiento, que es un atributo fundamental, puede captar
parcialmente el orden en sí de las cosas. Creo que la originalidad del
pensamiento de Spinoza es también evidente en esto al no introducir
subdivisiones en el ser, sin pensar que el ser tiene dimensiones diferentes e
independientes. La naturaleza es un todo, un todo organizado de diferentes
maneras; sus diversos niveles de complejidad corresponden a una inteligibilidad
específica que nunca rompe el principio fundamental de la causalidad y el
determinismo. A través de esta "revolución ontológica", Spinoza
ofrece la oportunidad de volver a examinar la relación del hombre con la
naturaleza, la relación del hombre con su propio cuerpo, la relación del hombre
consigo mismo y sus relaciones con los demás, señalando el alcance de la
política.
1 comentario:
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