23 febrero, 2019

LA ÉTICA ONTOLÓGICA DE SPINOZA: ENTREVISTA CON ANDRÉ TOSEL

Traducción de Alfredo Lucero Montaño



En el primer aniversario de la inmensa pérdida de André Tosel (1941–2017), filósofo político francés, de doble linaje intelectual, marxista y spinozista, profesor emérito de filosofía en la Universidad de Niza-Sofía-Antipolis y exdirector de su Centro de Investigación de Historia de las Ideas; en modesto homenaje, hemos tomado y traducido de la Enciclopedia Multimediale delle Scienze Filosofiche esta entrevista (1988) que a pesar del largo discurrir de tiempo no ha perdido su interés ni su frescura.[1]

1. ¿Cuáles son los elementos de originalidad de Spinoza bajo la tradición racionalista?

Se puede decir que la originalidad de Spinoza consiste en haber integrado totalmente la ciencia moderna, la ciencia de Galileo, en una filosofía, en una teoría general del ser u ontología, que radicaliza la matriz racionalista. En este sentido, Spinoza, un cartesiano, va más allá de Descartes porque elimina las divisiones que todavía Descartes mantenía en el ser. Como Descartes, Spinoza quiere integrar la ciencia moderna en una definición general del ser basada en los conceptos de necesidad y determinismo. Sin embargo, a diferencia de Descartes, no teoriza sobre la dualidad, por ejemplo, la que separa el mundo corpóreo de Dios. Dios se mantuvo, en efecto, en la metafísica cartesiana como un principio espiritual, un espíritu creativo, en conformidad con los elementos centrales de la tradición especulativa. Descartes afirma también que hay una gran diferencia, radical, entre el hombre, que es cuerpo y espíritu, y el resto de la naturaleza. Según Spinoza, debemos reunificar estos dualismos, superarlos, para entender la gran lección de la ciencia natural, que se desarrolla en la perspectiva de la unidad del mundo de los fenómenos.

De ahí se sigue que el Dios de Spinoza, la teoría general de la naturaleza, es una novedad en el campo de la filosofía: Dios, la sustancia, es igual a la naturaleza --Deus sive natura-- es el gran dictum de Spinoza, la afirmación “escandalosa”. Eso lo hace un pensador moderno de una manera diferente a todos los demás. Por ello, dice Spinoza: Dios es causa sui y, por lo tanto, no necesita ser pensado a través de esquemas, categorías, de la creación o la emanación. Si esta es la propiedad fundamental de Dios, Dios "brilla" en el mundo porque todo lo producido en la naturaleza, naturaleza que es Dios, se encuentra en Dios y Dios es esta misma producción. Por lo tanto, esta unidad de Dios con la naturaleza es el nuevo concepto del ser como un producto de sí mismo, por sí mismo, el cual produce todo lo que existe, para constituir la novedad absoluta de la ontología de Spinoza, su panteísmo.

Se puede decir, en resumen, que la novedad radical de Spinoza es su forma diferente de concebir el ser.

Spinoza dice que Dios se produce en virtud de sí mismo y que, produciéndose a sí mismo, produce infinitas cosas finitas –-res singulares-- en una infinita variedad de formas. Por lo tanto, hay una especie de simultaneidad o coincidencia en el ser entre el acto por el cual Dios es producido y el acto por el cual él produce el universo. Se puede decir, en general, que Spinoza concibe el ser como una producción: pensar en el ser como producción significa renovar radicalmente la metafísica. Llevando el discurso al extremo se puede decir que para Spinoza la naturaleza es la unidad del proceso productivo y de los productos dentro de este proceso productivo.

Spinoza supera las perspectivas de Descartes y Leibniz. La idea de que todo se produce, que nada se crea, que nada se deriva de un principio que de algún modo estaría más allá del proceso productivo de la natura naturans, hace que la naturaleza surja como una estructura ontológica unitaria. La unidad no significa abstracción, eliminación de diferencias, ya que es "unidad en distinción"; Dios nunca deja de producir una infinita variedad de formas y todos sus productos son claramente inteligibles en sí mismos. Y este es el segundo elemento fundamental del spinozismo: si en el primero se radicaliza el gran principio del materialismo, según el cual nada nace de la nada --ex nihilo nihil fit-- y, por lo tanto, el concepto de "creación" se anula, superando siglos de teología, el segundo consiste en afirmar que lo que se produce es inteligible en sí.


El entendimiento humano no puede saber todo, pero lo que sabe lo conoce precisamente como es en sí, de modo que la teoría gnoseológica también se basa en el principio de la necesidad. La necesidad es la única y sola determinación del ser-sustancia, y la actividad cognitiva del entendimiento, que es un atributo fundamental, puede captar parcialmente el orden en sí de las cosas. Creo que la originalidad del pensamiento de Spinoza es también evidente en esto al no introducir subdivisiones en el ser, sin pensar que el ser tiene dimensiones diferentes e independientes. La naturaleza es un todo, un todo organizado de diferentes maneras; sus diversos niveles de complejidad corresponden a una inteligibilidad específica que nunca rompe el principio fundamental de la causalidad y el determinismo. A través de esta "revolución ontológica", Spinoza ofrece la oportunidad de volver a examinar la relación del hombre con la naturaleza, la relación del hombre con su propio cuerpo, la relación del hombre consigo mismo y sus relaciones con los demás, señalando el alcance de la política.

1 comentario:

Julián Cabral dijo...

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