Pierre Macherey
Pierre Macherey, “Hegel, lector
de Spinoza”,
en Hegel o Spinoza, trad. María del
Carmen Rodríguez, Tinta Limón, Buenos Aires, 2006, pp. 31-54.
Para Hegel, Spinoza ocupa entonces la posición de un precursor: con
él comienza algo. Pero justamente, no es más que un precursor: lo que comienza con él no concluye, a la manera de un pensamiento fijado que se cercena
la posibilidad de alcanzar una meta indicada, sin embargo, por él. Es por eso que Hegel descubre
en la obra de Spinoza todos
los caracteres de una tentativa abortada, trabada por dificultades insuperables que ella misma erigió ante
su propia progresión. Ese saber fundamental pero
desgarrado no tiene entonces más que una significación
histórica: en el proceso del conjunto de la
filosofía, Spinoza ocupa una posición muy particular, desde la cual
lo absoluto se
percibe, pero captado restrictivamente como una substancia. Con Spinoza, y con su esfuerzo por pensar
lo absoluto, se señala de algún modo
una fecha, pero los límites históricos de ese pensamiento hacen que sea imposible ir más lejos, en
espera de ese punto de vista final en el que Hegel ya está instalado y desde el cual interpreta retrospectivamente todas las filosofías anteriores.
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