Jorge Luis Borges
Señoras, señores:
Diré unas cuantas palabras y luego
vendrá lo esencial, nuestro diálogo. Estos últimos días estuve leyendo todo lo
que encontraba sobre Spinoza, y releí el artículo de Froude, amigo y biógrafo
de Carlyle --me pareció de lo más enumerativo--, luego aquél capítulo de la Historia de la filosofía occidental de
Russell dedicado a Spinoza y luego leí algunas páginas de la Ética, el artículo de Renan, y otros. He
llegado a una curiosa comprobación, y es ésta: creo entender esencialmente el
sistema de Spinoza, salvo que, para mí, no es un sistema, yo diría que se trata
más bien de un acto de fe. Es decir, la filosofía de Spinoza puede ser
profesada como una religión y sin duda él lo sintió como una religión.
Ahora, hay un hecho que nos aleja de
Spinoza y al mismo tiempo hace que lo veamos como algo original. Y ese hecho es
que la filosofía esté explicada, como todos ustedes saben, ordine geometrico o more
geometrico, no recuero cuál de los dos latines usa él, y ese sistema lo ha
hecho famoso y al mismo tiempo ha hecho que el libro sea menos asequible. El
hecho que yo quería señalar es éste: es que para nosotros, Spinoza, Baruch
Spinoza, es una figura patética. Si yo pronuncio la palabra Spinoza, ustedes no
pensarán ciertamente en un sistema o en la filosofía que él quiso explicar
mediante ese sistema. Ustedes pensarán en él, en ese pobre hombre quizá
desdichado pero que no quería ser desdichado, que tenía el culto de la
felicidad, que creía, como Remy de Gourmont, que debemos ser felices. Remy de
Gourmont agregaba: "Debemos ser felices aunque no sea más que por
orgullo". Eso no hubiera sido aceptado por Spinoza. Pero todo el sistema
de Spinoza es un sistema que creo que podemos aceptar, creo que, fuera del
concepto de Dios, y vamos a ver en qué reside la novedad del concepto de Dios
de Spinoza, lo demás del sistema de Spinoza, el panteísmo, es algo que puede
ser aceptado.
Yo tengo sentimiento religioso. He
sido educado como cristiano, mi familia era católica, mi abuela inglesa era
protestante, era anglicana, sus mayores eran predicadores metodistas, sabía de
memoria la Biblia, de manera que había un ambiente doblemente religioso en
casa, muy católico en mi familia criolla y protestante, anglicano, metodista,
esencialmente, en mi abuela inglesa. Sin embargo, yo he encontrado siempre una
dificultad en la fe cristiana, y esa dificultad es la idea de un Dios, Dios
personal. Hay algo en mí que rechaza esa idea. Spinoza la reemplaza por otra,
pero esa idea es aún de más difícil aceptación. Es una idea tan vasta que
tiene, digamos, un valor estético, y es la idea de un Dios, Dios infinito, y al
decir infinito no quiero decir innumerable. La idea de lo infinito se encuentra
en el budismo, pero ahí se encuentra, está forzada a ello, porque el budismo,
como otras religiones de la India, acepta las transmigraciones del alma, o, ya
que los budistas descreen de la existencia del alma, se supone que cada
individuo a lo largo de su vida está fabricando continuamente su karma, una
suerte de artificio mental, y ese artificio mental va fabricándolo,
enriqueciéndolo día a día, también de noche en los sueños, ya que todo produce
un karma. Y ese karma se hace no sólo con las obras, con los pecados, con las
virtudes, con las incertidumbres, con lo sueños, todo eso produce ese
mecanismo, y ese mecanismo puede continuar en otro individuo después de la
muerte del hombre que lo ha creado.
Ahora bien, si se supone que cada
destino individual está regido por el karma de una vida anterior, llegamos a la
obligación de un infinito, ya que si hay una primera vida esa primera vida
tiene que admitir ciertas condiciones, y esas condiciones tienen que ser
determinadas por una vida anterior, y esa por una vida anterior, y así hasta el
infinito. De suerte que, para el budismo, cada uno de nosotros ha vivido un
número infinito de veces. Y, al decir infinito no quiero decir indefinido ni
innumerable, quiero decir estrictamente infinito, es decir no hay un principio
y puede no haber un fin si no nos salvamos y nos perdemos en el Nirvana.
Ahora, Spinoza tenía un concepto
parecido de Dios. Creo que lo define como una substancia infinita,
infinitamente dotada de infinitos atributos. Ese concepto, me parece, es extraño
a otras teologías, es propio de Spinoza. Spinoza, como ustedes saben, quiso
explicar su filosofía --lo que para mí sería más bien explicar su religión--,
quiso explicarla more geometrico, es
decir, usó el mecanismo euclidiano de axiomas, de definiciones, de postulados.
Y ese mecanismo es lo que hace difícil su lectura.
Yo he visto en los Estados Unidos
una traducción de la Ética de Spinoza
que se titula Of God, De Dios, y, en esa edición, de fácil
lectura, se ha prescindido de todo el aparato geométrico. Ahora, ese aparato
geométrico no fue elegido arbitrariamente por Spinoza, ya que, en aquel tiempo,
se creía que los matemáticos eran infalibles. Ahora, por ejemplo, hay axiomas,
postulados de Euclides, que han sido puestos en duda, pero eso no ocurría en el
siglo XVII. Y se suponía que la verdad en las matemáticas dependía de esa forma
de exposición. Sin embargo, si uno piensa en las definiciones de la geometría,
son ciertamente falibles. Por ejemplo, yo digo: el punto no tiene extensión, la
línea tiene extensión pero no anchura y consta de un número infinito de puntos,
el volumen tiene extensión y anchura y consta de un número infinito de líneas.
Es evidente que todo eso es abstracto, es decir que lo que realmente existe son
tres dimensiones. Es que no corresponde a la realidad, no podemos imaginar un
punto que no ocupe espacio, no podemos imaginar una línea, por delgada que sea,
que no tenga alguna anchura. Sabemos, podemos dibujar una línea muy fina y
luego la miramos con una lupa, vemos que es ancha, que no es pura longitud
estricta.
Sin embargo, sobre eso se basa todo
el edificio de la geometría. Creo que Bertrand Russell conjetura que ese
edificio es una larga tautología, es decir, que si uno admite ciertos
principios, por ejemplo, la enumeración, el hecho de poder contar uno, dos,
tres, es evidente que ésa serie será infinita. Y si uno acepta esas ficciones
necesarias, esas ficciones fatales --la línea, el punto, la superficie, el
volumen-- uno tiene que admitir toda la geometría, hasta la geometría de
cuatro, de cinco dimensiones, que existe como un hecho intelectual aunque no
sea concebible por la mente humana.
Se supone, en general, que Spinoza
procede del cartesianismo, y él siguió el método de Descartes. Pero estuve
leyendo un libro de un autor francés y ese autor dice que Spinoza no conocía
bien el sistema de Descartes, que habrá tenido otros puntos de partida pero que
luego siguió el sistema de Descartes porque le pareció el más lógico. El quería
convencer a sus lectores. Según ese autor --de cuyo nombre no quiero, no, de
cuyo nombre no puedo acordarme--, Spinoza habría partido de los neoplatónicos y
de las especulaciones de la cábala.
Sin duda Spinoza creía que si uno
aceptaba su sistema geométrico uno tenía que aceptar su sistema. ¿Y qué ocurre
ahora? No pensamos en Spinoza, no pensamos en su sistema, pensamos en él como
hombre y lo vemos, como dice Bertrand Russell, como el más querible de todos
los filósofos, ya que grandes filósofos ciertamente no fueron queribles. No sé
si Platón fue querible, no creo que Schopenhauer fuera querible. Creo que
Berkeley sí fue querible, pero Spinoza lo es más.
Spinoza concibe un Dios, y ese Dios
está dotado de infinitos atributos. Spinoza declara que sólo conocemos dos de
esos atributos, y esos atributos son la extensión y la consciencia. O, creo que
podemos buscar palabras sinónimas, sería el espacio y el tiempo, más que
consciencia. Lo que realmente es asombroso es que Spinoza supone que su Dios
está dotado de esos dos atributos y además de otros, infinitos, estrictamente
infinitos, que no conocemos, que no podemos ni siquiera adivinar o intuir de
algún modo.
Ahora sabemos que lo que ocurre, lo
que nos ocurre, ocurre en el tiempo y en el espacio. Por ejemplo, si me hieren,
si me dan una puñalada, yo tengo la consciencia del dolor y además --y eso
correspondería al tiempo--, la sensación. Es parte de las miles de sensaciones
que yo tengo a lo largo del día y a lo largo de mi vida, y luego ocurre también
un cambio en el tiempo porque el puñal entra en mi cuerpo. Pero, refiere
Spinoza, ocurren además otras infinitas cosas, y esas ocurren en la mente de
Dios. No podemos imaginarlas, es decir que habría un número infinito de
universos paralelos. A nosotros nos ha sido dada la consciencia de dos: la del
tiempo y la del espacio. Pero, además, hay otros atributos, y esos atributos
son infinitos.
Esto lo sospecho, que quizá el fin
de todo pensamiento o de todo sistema sea el de aliviarnos de la multiplicidad
de las cosas, sea sentir que hay menos cosas, sea reproducirlas con unas pocas.
La generalización parece una condición necesaria del pensamiento, aunque
sabemos que toda generalización es falsa, pero estamos obligados a generalizar
para pensar.
Spinoza reduce el universo a una
cosa, o mejor dicho, dice que universo, que él llama naturaleza, y Dios son la
misma cosa. Muchas veces, a lo largo de su obra, vemos la expresión Deus sive
natura, Dios o la naturaleza son la misma cosa. Después de la muerte de Spinoza
alguien encontró un nombre para ese sistema, y, con raíces griegas se forjó,
creo que en Inglaterra, la palabra panteísmo, sugerida sin duda por ateísmo.
Los enemigos de Spinoza lo habían acusado de no tener Dios. Quiere decir que no
tenía un Dios personal ya que si sólo existe Dios todo es Dios. Salvo que Dios
exista no sólo en cada instante de nuestra vida, en cada átomo, si es que hay
átomos, en cada cosa, sino de otros infinitos modos y Dios se ame a sí mismo
con infinito amor intelectual. Nuestro deber es amar a Dios, no debemos esperar
ser amados por él. Eso no fue un acto de negación, como creyó Goethe, de parte
de Spinoza. No, él concebía a Dios perfecto y no podía desear en Dios una
pasión como la de sentir amor por un individuo que no estuviera en él. Creo que
se hubiera maleado su idea de Dios. Ahora, Spinoza declara que el tiempo --el
tiempo es un atributo de Dios-- pero, para Dios, todos los tiempos coexisten.
Yo he leído un libro sobre Spinoza titulado Eternitas,
Eternidad, y Spinoza condena por eso
la esperanza y el temor, porque se refieren a cosas futuras y no hay razón para
decir que están dentro del tiempo, no hay razón para aceptar la ilusión del
tiempo.
Podría contestarse, y yo desde mi
insuficiencia metafísica contesto, que, si nosotros sentimos la sucesión, y
ciertamente la sentimos, uno no puede imaginar una vida sin sucesión ¿por qué
suponer que esa sucesión es ilusoria? Spinoza nos diría que debemos subordinar
nuestra idea de sucesión a Dios ya que para Dios no hay diferencia entre “all
our yesterdays”, todo nuestro pasado y el momento presente y todo el porvenir
que podemos suponer infinito. Todo esto coexiste para él. Ahora bien, creo que
la idea de que Dios está en todas las cosas, la idea de la ubicuidad de Dios,
se encuentra curiosamente en un verso de Virgilio, que dice Omnia sunt plena jovis. Todas las cosas
están llenas de la divinidad. Esa idea puede ser cierta, y podría concordar con
una idea de la evolución, salvo que en la evolución, se supone que el mundo
está progresando, está cambiando. Y, en cambio, para Spinoza, todo eso es parte
de nuestra ilusión temporal.
Recuerdo que Bernard Shaw dijo: “God
is in the making”, Dios está haciéndose, “in the making”, ese hacerse de Dios
somos nosotros, Dios está haciéndose en nosotros. Podemos concebir, entonces,
ya que Dios está en todas las cosas, podemos suponer que está muerto en la
materia, que duerme en las plantas, que sueña en los animales y que en nosotros
toma consciencia por sí mismo. Y esa idea, que no tiene por qué ser rechazada
por la ciencia, si es que existe la ciencia, creo que podemos aceptar esa idea.
Ahora, lo que nos cuesta aceptar y lo que, según el mismo Spinoza, es
inconcebible, en la idea de un Dios dotado de infinitos atributos. Quiero
suponer que, además del tiempo y del espacio, pueden existir otras cosas.
He conversado ayer con un amigo mío
y le dije que yo podía concebir el universo sin espacio, pero no podía
concebirlo sin tiempo, sin sucesión. El me dijo que le pasaba lo contrario, que
él podía imaginar, por ejemplo, el universo tal como existe, con galaxias, con
átomos. Todo eso podrá existir, y como no habría tiempo, en el sentido de que
no habría ninguna consciencia de ello, existiría solamente el espacio. Creo que
esto es un error, porque nuestro concepto del espacio depende de nuestros
sentidos, depende sobre todo del tacto, depende del gusto, depende el olfato,
quizá parcialmente de la vista. Pero, en cuanto a mí, yo me creo capaz de
imaginar un mundo sin espacio, no sé si ustedes pueden hacerlo. Un mundo en el
que hubiera un número por qué no infinito de individuos, consciencias, y esas
consciencias podrían expresarse por medio de la música, por medio de palabras.
Todo eso podría existir y no tendría por qué haber espacio. Yo estoy
escribiendo un cuento sobre ese tema, es solamente una idea literaria.
Ahora sabemos, imaginamos a Spinoza,
que era un santo y al mismo tiempo encontramos rasgos de él, sentencias de él,
que nos dejan perplejos. Por ejemplo, Spinoza condena el remordimiento, ya que
él dice "si un acto malo es un mal, pero luego recordarlo, apenarse, es
agregar otro mal, es agregar otra tristeza", y la esperanza también es
condenable. Como dice el dicho español, tan sabio, que todos sabemos, "el
que espera desespera", esperar es desesperar. Y aquí quiero citar una
estrofa de quien para mí es el máximo poeta de todos los poetas del instrumento
de lengua castellana, Fray Luis de León. Fray Luis de León dice:
Vivir quiero conmigo,
Gozar quiero del bien que debo al
cielo
A solas sin testigo
Libre de amor, de celo,
De odio, de esperanza, de recelo
Libre de amor, porque el amor quiere
algo, el amor es una ansiedad, ya el amor duda, es una aventura. Luego, Libre
de amor, / De odio, --no creo que nadie pueda entender el odio-- luego de
esperanza, también la esperanza es un mal.
Aquí recuerdo una broma de Bernard
Shaw, que dijo que Dios había escrito en el dintel del infierno Lasciate ogni speranza voi ch'entrate
para tranquilizar a los réprobos. Están en el infierno, ya no puede sucederles
nada peor, estén tranquilos. No creo que esa fuera la intención de Dante pero
la línea admite esa interpretación. Es decir, Spinoza nos invita a vivir
"bajo cierta apariencia de eternidad".
Es decir, debemos pensar que lo que
nos sucede es algo efímero, por consiguiente esto no importa. Debemos amar a
Dios, ahora ¿qué significa amar a Dios para Spinoza? Ciertamente no se amaba a
una persona, ya que Dios es mucho más que una persona, ya que Dios no es sólo
todo el espacio y todo el tiempo sino una infinitud de otras cosas que
ignoramos. Es decir que amar a Dios sería querer la concatenación de efectos y
de causas. He dicho efectos antes que causas para que se sienta que ese sistema
es infinito. De igual modo que en el hinduismo, en la declaraciones que hay de
ese sistema se empieza siempre por la aniquilación del mundo y luego un período
en que nada ocurre y luego un período en que el mundo vuelve. Pero se empieza
por el Juicio Final para dar a entender que la serie es infinita.
Ahora, le dijeron a Spinoza que si
no hay libre albedrío, que si Dios quiere todo, entonces por qué condenar
ciertas cosas. Los ejemplos que le dieron fueron el hecho de que Nerón matara a
su madre, el hecho de que Adán comiera el fruto prohibido. Ahora él contesta
que lo que hay de positivo en esos actos es bueno, que lo que hay de negativo
es malo, pero, para Dios, supongo que Dios ve esa concatenación infinita, esos
hechos no son malos. De modo que si uno acepta la ética de Spinoza no habría
hechos malos ya que no hay hechos voluntarios ya que todo ha sido querido por un
Dios inescrutable que está más allá de nuestros juicios personales.
Sabemos que Spinoza no fue
excomulgado --Spinoza vivió tan lejos de la sinagoga como de la Iglesia-- y sin
embargo hay un libro en la Biblia, el Libro de Job, en el cual creo que se
llega a una idea parecida. Recordarán ustedes que el tema central del Libro de
Job es el hecho de que el justo sea desdichado. ¿Cómo justificar la idea, cómo
reconciliar la idea de un Dios omnipotente y de un Dios justo con la idea de
que un hombre justo sufra males? En los últimos capítulos Dios habla con Job y
con sus amigos del torbellino. Los condena a todos, a quienes han querido
defenderlo de él, que se ha quejado de los males que lo afligen. Ahora, como el
Libro de Job está escrito por una mente para la cual era esencialmente extraño
el razonamiento, yo creo que pensaban por imágenes, en esos últimos capítulos
se recurre a dos monstruos, Behemoth, cuyo nombre es plural para significar que
es muy grande, creo que es elefante, y Leviatán puede ser una gran serpiente o
puede ser una ballena. Y Dios se compara con esos monstruos. De modo que la
idea sería la misma. La idea sería que nuestros juicios éticos son inaplicables
a Dios, que Dios está más allá de la ética y que nosotros podemos tratar de
estar dentro de ella, debemos tratar de amar, es decir, amar todo lo que
ocurre.
No sé qué latino acuñó aquella frase
espléndida de amor fati, el amor del
hado, el amor del destino, querer todo lo que es, aunque sea nuestra desdicha,
aunque lo que suceda sea nuestra desventura, nuestra muerte, nuestro tormento.
Tenemos que olvidarlo, o tratar de olvidar eso y tenemos que sentir el universo
o Dios, ya que natura o Deus es la misma cosa, habría que sentir
un mecanismo infinitamente complejo, que no podemos juzgar pero que debemos
aceptar. Y sabemos que Spinoza dedicó su vida a ser digno de ese sistema que él
explicó more geometrico pero que fue
una religión para él. Pensamos en él como un santo, sobre todo un santo porque
no espera nada ya que él descreía de la inmortalidad personal. El pensaba que
nosotros como individuos somos modos efímeros de esos dos atributos de Dios, la
extensión y la consciencia, o el espacio y el tiempo. Y al mismo tiempo dice:
"sentimos y sabemos que somos inmortales, pero ciertamente no inmortales
como individuos sino inmortales por la partícula de divinidad que hay en
nosotros".
Yo creo que ese ideal es un ideal
máximo, aunque desde luego yo me siento incapaz de abrazarlo. Pero, a veces,
lejos de toda idea filosófica, me he preguntado por qué me interesa tanto el
destino de un individuo llamado Borges que vivía en el siglo XIX en una ciudad
llamada Buenos Aires, en el hemisferio meridional, por qué me interesa tanto su
suerte que no es nada del universo, pero es difícil acogerse a ese tipo de
consuelo. Yo he tratado a mi modo de ser spinozista pero no he logrado serlo.
Estoy seguro de no poder seguir los razonamientos de Spinoza. Creo que todo
lector ha sido derrotado por el método geométrico de Spinoza, pero creo que
todo lector de Spinoza ha sentido algo que no le hubiera interesado a Spinoza,
es decir la presencia personal de Spinoza, esa persona que el mismo Spinoza
juzgaba ilusoria. Sin embargo existe para nosotros y creo que seguirá
existiendo. Creo que Spinoza tiene que ser sentido como un santo. Creo que
todos tenemos que deplorar no haberlo conocido personalmente como deploramos no
haber conocido, como yo en mi caso, a Berkeley, a Montaigne. Siento no haberlos
conocido personalmente. Me sucede lo mismo con Spinoza y creo que a todos los
hombres les pasará lo mismo.
Y, ahora, este exordio ha sido
demasiado largo y querría que ustedes me tomaran examen a mí y demostraran que
yo sé muy poco de Spinoza, porque la verdad es ésa. Ahora vamos a entrar en lo
realmente importante y quiero que perdonen este prólogo tan repetitivo, tan
largo, pero todo eso ha sido dictado por el hecho de que soy muy tímido. Y
ahora vamos a divertirnos un rato, vamos a conversar, vamos a olvidar que somos
muchos, aunque somos muchos. Spinoza dice que sólo existe Dios. De modo que acá
está Dios monologando a través de nosotros, usándonos como instrumento. Podemos
hablar de Spinoza o si ustedes han llegado a la conclusión de que sé muy poco
sobre este tema elijamos otro.
Conferencia dictada en la Escuela
Freudiana de Buenos Aires, La Opinión
Cultural, Buenos Aires, 22 de febrero de 1981.
2 comentarios:
Gracias por compartir palabras preciosas
Estimado que grato es haber encontrado su blogger, gracias
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