Diego Tatián
En el folio
408 del Livro dos Acordos da Nacam se conserva la célebre acta de
excomunión de Spinoza leída en la Sinagoga de la ciudad de Amsterdam el 27 de
julio de 1656.
"Los
señores del Comité directivo (Mahamad) hacen saber a sus señorías cómo,
hace días, teniendo noticias de las malas opiniones y obras de Baruch de
Espinoza, procuraron por distintas vías y promesas apartarlo de sus malas
costumbres; y que, no pudiendo remediarlo, antes al contrario teniendo cada día
mayores noticias de las horrendas herejías que practicaba y enseñaba y de los
actos monstruosos que cometió; teniendo de ello muchos testimonios fidedignos,
que presentaron y testificaron todo en presencia del susodicho Espinoza, y que
quedando éste convencido; que examinado todo ello en presencia de los señores
rabinos (hahamim) decidieron, con su acuerdo, que dicho Espinoza sea
excomulgado y apartado de la nación de Israel, como por el presente lo ponen en
excomunión, con la excomunión siguiente:
Con la
sentencia de los ángeles y con el dicho de los santos, con el consentimiento del
Dios bendito y el consentimiento de toda esta Santa Comunidad y en presencia de
estos santos libros (sepharim), con los seiscientos trece preceptos que
en ellos están escritos, nosotros excomulgamos, apartarnos y execramos a Baruch
de Espinoza con la excomunión con que excomulgó Josué a Jericó, con la
maldición con que maldijo Elías a los jóvenes y con todas las maldiciones que
están escritas en la Ley. Maldito sea de día y maldito sea de noche, maldito al
acostarse y maldito al levantarse, maldito sea al entrar y al salir; no quiera
el Altísimo perdonarle, hasta que su furor y su celo abracen a este hombre;
lance sobre él todas las maldiciones escritas en el libro de esta Ley, borre su
nombre de bajo los cielos y sepárelo, para su desgracia de todas las tribus de
Israel, con todas las maldiciones del firmamento, escritas en el Libro de la
Ley. Y vosotros, los unidos al Altísimo, vuestro Dios, todos vosotros (que
estáis) vivos hoy; advirtiendo que nadie puede hablar oralmente ni por escrito,
ni hacerle ningún favor ni estar con él bajo el mismo techo ni a menos de
cuatro codos de él, ni leer papel hecho o escrito por él".
Muchas
conjeturas se han hecho respecto a las "horrendas herejías que practicaba
y enseñaba" y a "los actos monstruosos que cometió". Cuando fue
excomulgado Spinoza tenía veinticuatro años y es posible presumir que --como a
lo largo de toda su vida-- ninguna voluntad de escándalo lo animaba. ¿Por qué
una personalidad tan cauta y moderada como la suya rechazó cualquier posible
conciliación y precipitó así la excomunión? ¿Y por qué las maldiciones y
execraciones del herem a Spinoza tienen una intensidad y una virulencia
que no es posible volver a encontrar en ningún otro anatema proferido por la
Sinagoga de Amsterdam, ni antes ni después de su caso? En efecto, se sabe que
el herem es una herramienta disciplinaria que presupone una serie de
advertencias previas y sólo se aplica en última instancia. Con toda probabilidad
--como por otra parte había sucedido con Juan de Prado [1]-- la comunidad le
habría propuesto al joven Baruch un sustento económico que le permitiera vivir,
a cambio de discreción y silencio –entre otros recursos que zanjaran el
diferendo con el menor escándalo posible. La crítica más reciente ha llegado a
relativizar la leyenda negra de la excomunión de Spinoza, que tiene su
inspiración más antigua en el texto de Lucas [2]; las investigaciones de Y.
Yovel [3], Henri Méchoularn [4], como también los clásicos trabajos de I. S.
Révah, entre otros, han podido contextualizar el episodio y atemperar la viva
descripción de Lucas, que atribuía la execración meramente al odio, la venganza
y la saña de su viejo maestro Morteira.
Ex-comunión,
es decir aislamiento estricto, despojo de comunidad. ¿Marca esta ausencia de
comunidad en algún sentido el trabajo filosófico de Spinoza? ¿Cuál es la
comunidad de la que se acepta --se incita incluso-- la exclusión? ¿Hay, por el
contrario, una comunidad que falta, una "comunidad ausente"?
La tesis que
el trabajo presente quisiera proponer concierne al concepto spinozista de
comunidad: comunidad no es en Spinoza algo a lo que se pertenece sino algo que
se construye; no un dato sino un efecto; no una esencia sino una eventualidad;
no una coacción sino una libertad. Comunidad, por consiguiente, no es algo que
sucede a pesar de los miembros que la forman sino una producción, una
generación y un deseo, un appetitus. Entrar en comunidad con algo o
alguien, con otro o con otros, es una composición intrínseca con ellos que afecta
de manera decisiva a las singularidades que se implican de este modo entre
sí. Las potencias que definen a los seres se complicarán así en totalidades
dinámicas, parciales, abiertas, inclusivas, en la medida en que no obstruyan
mutuamente su expansión y su capacidad de afectar y de actuar, sino que, al
contrario, la favorezcan. Las tres posibilidades que una criatura tiene para
con las otras son: el conflicto, la inmunidad, la comunidad. Se entra en conflicto
en virtud de las pasiones --o más bien cierto modo de ser de las pasiones--; se
es inmune respecto a los demás en virtud de una operación política que desde el
exterior del cuerpo político, buscando inhibir las pasiones, inhibe también la potencia
que las pasiones expresan --o mal expresan--, de modo que se imposibilita también
la capacidad natural que los seres tienen de afectarse entre sí de manera
radical o intrínseca; se entra en comunidad, finalmente, cuando dos o más
existencias componen sus potencias tanto según cierto modo de ser de las
pasiones --diferente al que tiene lugar en el conflicto--, como según la razón.
La producción de comunidad no presupone la eliminación de las pasiones sino más
bien su existencia, en la medida en que no redunden en impotencia y en
servidumbre sino en cuanto vías de liberación ética y política.