A través de los años el concepto de potencia (potentia) adquirió paulatinamente mayor
importancia en la obra de Spinoza, aunque nuestro filósofo nunca la definió
explícitamente. En la Ética, la
potencia deriva en un poder activo que se le atribuye a todas las facultades
humanas--entendimiento, mente, razón, cuerpo, etc. La potencia no debe
entenderse como potencialidad o posibilidad, sino como actividad; de ahí que pierde
su significado pasivo en el sentido aristotélico. La potencia de una cosa es la
esencia activa por medio de la cual produce los efectos inherentes a su
naturaleza, esto es, la potencia de conservar su propia naturaleza, su propio ser.
Podemos afirmar sin ninguna reserva que la filosofía de Spinoza es una
ontología de la potencia.
El paradigma de la identidad entre potencia y
actividad es Dios. Dios como sustancia produce todas las cosas, que son
concebidas en su entendimiento infinito. No hay ninguna diferencia entre su
potencia y su actividad. Spinoza entonces identifica la potencia de Dios con su
esencia, misma que expresa su infinita naturaleza de la que se siguen por
necesidad infinitas cosas, en infinitos modos.
La potencia de Dios es su esencia misma. (E1p34)
En efecto, de la sola necesidad de la esencia de Dios
se sigue que Dios es causa de sí y de todas las cosas. Luego, la potencia de
Dios, por la cual son y obran Él mismo y todas las cosas, es su esencia misma. (E1p34dem)
La identidad de la esencia y la potencia también se
predica de los modos de la sustancia:
Dada la esencia de una cosa cualquiera, de ella se
siguen necesariamente ciertas cosas, y las cosas no pueden más que aquello que
se sigue necesariamente de su determinada naturaleza; por lo cual, la potencia
o el esfuerzo de una cosa cualquiera con el que ya sola, ya con otras, obra o
se esfuerza por obrar algo, esto es, la potencia o el esfuerzo con que se
esfuerza por perseverar en su ser, no es nada aparte de la esencia dada o
actual de la cosa misma. (E3p7dem)
La potencia de los modos finitos es sólo una parte de
la infinita potencia de Dios quien expresa su esencia de una manera
determinada. Por tanto, cada cosa trata de conservar su ser y afirmar,
proporcionalmente a su potencia, todas las consecuencias inherentes a su
esencia.
La potencia por la que las cosas singulares y, por
consiguiente, el hombre, conservan su ser, es la potencia misma de Dios o sea
de la Naturaleza […] en cuanto puede explicarse por una esencia
humana actual. (E4p4dem)
La potencia de las cosas singulares, finitas y
limitadas, toma la forma de una fuerza o esfuerzo (conatus) porque debe resistir las causas externas, que algunas
veces son contrarias a su naturaleza y pueden destruirlas. Ahora bien, las
causas externas pueden aumentar o disminuir la potencia del hombre cuando poseen
una naturaleza en común.
La potencia por la cual una cosa singular cualquiera y, por
consiguiente, el hombre, existe y opera, no es determinada sino por otra cosa
singular. (E4p29dem)
…la potencia humana es extremadamente limitada e infinitamente superada
por la de las causas externas. (E4ap32)
alm