BADIOU, Alain. “La
ontología cerrada de Spinoza”, en Breve
tratado de ontología transitoria, Gedisa, Barcelona, 2002, pp. 67-83.
Cuando una proposición del pensamiento sobre el ser se presenta, fuera de la matemática, como originariamente filosófica, versa sobre la generalidad del «hay» [«il y a»]. Y entonces lo que hace es convocar necesariamente tres operaciones primordiales.
Lo primero es construir y
legitimar el o los nombres del «hay»…
En segundo lugar, es preciso
desplegar la o las relaciones a partir de las cuales nos proponemos evaluar la
consistencia del «hay».
Y por último --y en esto consiste el cuerpo complejo de
toda filosofía del ser, considerada aquí como matemática implícita—hay que
garantizar… las relaciones formalmente inteligibles sobre lo que queda
supuesto, o lo que es soportado, por los nombres del «hay».
[…]
Un examen académico de la Ética puede poner de relieve su
pronunciada simplicidad. El «hay» queda indexado en un solo nombre, la Sustancia absolutamente infinita, o
Dios. La única relación admitida es la causalidad. La consolidación de la
relación en el nombre pertenece al orden de la realización inmanente del propio
«hay», ya que, como se sabe, según la proposición XXXIV de la primera parte,
«La potencia de Dios es su esencia misma», cosa que no sólo quiere decir,
según la proposición XVIII de la misma parte, que «Dios es [la] causa inmanente
[…] de todas las cosas», sino que esa es su identidad, pensada en la
consolidación de la relación causal.
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