29 abril, 2011

Stefan Gandler, Marxismo crítico en México: Adolfo Sánchez Vázquez y Bolívar Echeverría

Stefan Gandler, Marxismo crítico en México: Adolfo Sánchez Vázquez y Bolívar Echeverría, México, FCE, UNAM y UAQ, 2007, pp. 621.

Este hermoso libro nos habla de la contribución latinoamericana --en este caso, mexicana-- a la renovación del marxismo crítico. Stefan Gandler logró no sólo exponer, de manera profunda y coherente --¡pero no acrítica!--, el pensamiento de Adolfo Sánchez Vázquez y Bolívar Echeverría, su biografía, la evolución de sus ideas, la bibliografía completa de sus obras, sus convergencias y divergencias, sino también aportó la demostración de que la ruptura con el eurocentrismo es una condición indispensable para una verdadera universalización de la teoría crítica.

En la obra de Mariátegui, conoció América Latina una primera versión del marxismo crítico, que buscaba romper con el método del ‘calco y copia’ de las experiencias europeas. (En este punto, no puedo compartir para nada el juicio de Gandler, según el cual Mariátegui simplemente representaría una manera "latinoamericanizada" de leer el marxismo soviético.) Después de su muerte (1930), predominará durante largos años en América Latina la vulgata soviética del marxismo estalinizado --con pocas y honrosas excepciones. Sólo después de la Revolución Cubana volverá a desarrollarse en el continente, bajo múltiples formas, el marxismo crítico, del cual nuestros dos pensadores mexicanos son una de las más originales e innovadoras manifestaciones. A pesar de pertenecer a dos generaciones distintas, los dos exilados políticos en México de quienes se habla en este libro, tuvieron como punto de partida de su reflexión renovadora la experiencia revolucionaria cubana, así como, años más tarde, la del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Adolfo Sánchez Vázquez tuvo no sólo el mérito de ser uno de los primeros marxistas --no únicamente en América Latina, sino a escala internacional-- en criticar el positivismo althusseriano desde el punto de vista de la filosofía de la praxis, sino también, como lo subraya Stefan Gandler, logró desarrollar, sin conocer la obra de Walter Benjamin, un concepto crítico de historia, inserto en su visión de la praxis; sin olvidar su aporte a la discusión política de los marxistas, insistiendo en la centralidad de la cuestión democrática para la implementación de una transformación socialista. Comparto la admiración de Gandler por la integridad filosófica y política del autor de la Filosofía de la praxis, independientemente de la crítica que se pueda hacer a tal o cual aspecto de su obra.

Creo que tiene también razón Gandler cuando subraya la novedad y la importancia de los trabajos de Bolívar Echeverría, y de su proyecto de crítica radical a la ‘modernidad realmente existente’, pero cuestiona su utopía de una ‘sociedad no capitalista de productores de mercancías’. El aporte decisivo de Echeverría a la superación del eurocentrismo y a la reformulación de una teoría materialista de la cultura es, sin duda, su concepto de los cuatro ethe. El más interesante y ‘productivo’ me parece ser el concepto de ‘ethos barroco’, que nos da una clave sumamente valiosa para entender múltiples aspectos de la cultura latinoamericana; una clave que nos permite dar cuenta no sólo de las Reducciones Jesuitas en Paraguay, sino también, en el siglo XX, del fenómeno del ‘cristianismo de la liberación’ y de las comunidades de base. (Entre paréntesis: me parece que se equivoca Stefan Gandler al considerar a don Samuel Ruiz y los teólogos de la liberación como ‘comprometidos’ con el ‘poder fuerte y brutal’ de Karol Wojtila.)

Mi principal divergencia con la sutil tipología de los ethe propuesta por Echeverría tiene que ver con su definición del ‘ethos romántico’ como confusión entre el valor mercantil y el valor de uso, concibiendo el capital como una gran aventura y, por tanto, naturalizando al capitalismo. Siguiendo algunas intuiciones de Lukács, creo al revés que el romanticismo, entendido no como simple escuela literaria o estilo artístico, sino, de forma similar al barroco, como ‘ethos’, principio de construcción del mundo que se extiende durante siglos y se caracteriza por una actitud hostil al capitalismo. El ‘ethos romántico’, en sus manifestaciones desde Jean-Jacques Rousseau hasta los surrealistas, pasando por Novalis, Hölderlin, William Morris, José Carlos Mariátegui y Ernst Bloch --además de varios movimientos sociales, culturales o religiosos--, es una protesta en contra de la civilización capitalista en nombre de valores culturales premodernos, y una tentativa, casi desesperada, de reencantamiento del mundo.

El libro de Stefan Gandler es no sólo una excelente introducción sino también una aguda reflexión sobre un importante capítulo ‘fuera de Occidente’ --en la periferia latinoamericana del sistema-- de lo que se ha llamado ‘marxismo occidental’, pero que se debería más bien designar, como lo hace él en su título, marxismo crítico, es decir, un pensamiento ‘universal/concreto’ que tiene por objetivo radicalizar la crítica marxista a lo falso existente.

Michael Löwy

2 comentarios:

David Maturana Céspedes dijo...

http://filosofiaeducacionysociedad.blogspot.com/
Es un blog que invita pensar, lo encuentra en la parte baja de mi perfil.

Alfredo Lucero-Montaño dijo...

David,

Te aprecio que visites mi blog. Desde luego, visitaré con mucho gusto e interés el tuyo. Saludos desde México.