Angelina Uzín Olleros, Introducción al pensamiento de Alain Badiou, Buenos Aires, Imago Mundi, 2008, pp. 96.
¿Escribir otro libro sobre Badiou? No es lo que Angelina Uzín Olleros se propuso. La autora no busca pasar revista exhaustivamente a la biblioteca de comentarios ya escritos sobre su obra. Más bien quiere posicionarse sola frente a él – o frente a ese corpus conceptual que lleva su nombre – para leerlo y comprenderlo, aceptando el desafío de entablar un diálogo con él.
Alain Badiou se ubicó a sí mismo en el momento filosófico francés de la segunda mitad del siglo veinte. Para él, habría dos tradiciones filosóficas francesas: una filosofía de la vida y del devenir, que postula la identidad entre el ser y el cambio, que antes habría sido una filosofía de la interioridad vital, un misticismo vitalista, de Bergson a Deleuze, pasando por Canguilhem, Foucault y Simondon; y una filosofía del concepto fundada sobre las matemáticas, una filosofía del pensamiento y de lo simbólico, cuyo origen sería Brunschvicg en un idealismo matematizante, pasando por Cavaillès, Lautman, Desanti, y las figuras contemporáneas de Lévi-Strauss, Althusser, Lacan y el mismo Badiou.
De lo que se trata aquí, lo que busca la reflexión de este libro, es de captar la magnitud de la singularidad del gesto platónico del autor de El ser y el acontecimiento. De esclarecer el significado de su recurso al paradigma matemático. De mostrar de qué manera el sujeto puede ser pensado como tipo de multiplicidad individual que se incorpora a la construcción de una verdad, que deviene en un futuro anterior el sujeto que debía ser. Porque Badiou no plantea, tal vez, más que una sola y radical cuestión: ¿qué es lo nuevo en cada situación? ¿En qué consiste? ¿Cuál es la materialidad de lo nuevo?
Patrice Vermeren
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