Chantal Jaquet
JAQUET, Chantal. “La naturaleza de la unión del cuerpo
y la mente”, en La unidad del cuerpo y de
la mente. Afectos, acciones y pasiones en Spinoza, trad. María Ernestina
Garbino y Cecilia Paccazochi, Encuentro, Córdoba, 2013, pp. 19-46.*
Los datos del
problema
Pese a estar constituido por un cuerpo y una mente, el hombre en Spinoza
no es un ser doble compuesto por dos entidades realmente distintas. La unión
entre cuerpo y mente debe ser pensada como una unidad y no como la conjunción
de dos sustancias, extensa y pensante. En efecto, para el autor de la Ética, “la mente y el cuerpo son uno y
el mismo individuo, que se percibe ora
bajo el atributo del pensamiento, ora bajo el atributo de la extensión”.[17] De
este modo Spinoza descarta el dualismo fundando la posibilidad de un doble
acercamiento físico y mental a la realidad humana.
Pero si el cuerpo y la mente constituyen uno y el mismo ser expresado de
dos maneras, resta saber cómo esos modos de concepción se articulan uno con el
otro y se funden para comprender clara y distintamente la naturaleza del
hombre. La mente (mens) en Spinoza no
es ni una sustancia, ni un receptáculo, ni [19] una facultad, es la idea del cuerpo.[18] El
término mens no designa entonces otra
otra cosa que la percepción o, más exactamente, la concepción que el hombre
tiene de su cuerpo –y por extensión del mundo exterior—a través de los diversos
estados que la afectan. La idea se define como un concepto que la mente crea
porque es una cosa pensante.[19]
Prefiriendo abiertamente el término “concepción” antes que “percepción”,
Spinoza pone el acento en el carácter activo y dinámico de la potencia de pensar
que opera en la producción de ideas.[20] La
mente es, en consecuencia, una manera de pensar el cuerpo, de hacerse una idea
de éste más o menos adecuada en función de la naturaleza clara o confusa de los
afectos que lo modifican.
Asimilando la mente a la idea del cuerpo, el autor de la Ética indica la manera de concebir sus
relaciones. Invita a pensar su unión sobre el modelo de la relación entre una
idea y su objeto. Después de haber
establecido en la proposición XIII de la parte II que “el objeto de la idea que
constituye la mente humana es un cuerpo”, concluye en el escolio que, “a partir
de lo dicho no sólo entendemos que la mente humana está unida al cuerpo, sino
también lo que debe entenderse por unión de mente y cuerpo”. La naturaleza de
la unión entre una idea y su objeto, sin embargo, no es evidente. ¿Qué significa
exactamente [20] la tesis según la
cual la mente está unida al cuerpo como una idea a su objeto?
Para ilustrar la naturaleza de esta relación, Spinoza recurre al ejemplo
geométrico del círculo. “Un círculo existente en la naturaleza, y la idea de
ese círculo existente, que también es en Dios, son una sola y misma cosa, que
se explica por medio de atributos distintos”.[21] El círculo es un modo de la extensión que se constituye a partir de
la rotación de un segmento del cual una de las extremidades está fija y la otra
móvil, y cuya propiedad es tener rayos iguales; la idea del círculo es un modo
del pensamiento que se forma a partir de la idea de un segmento, y que
comprende la idea de la igualdad de los rayos. El círculo y la idea del círculo
no constituyen sin embargo dos seres distintos. Es el mismo individuo que es
concebido a veces como modo de la extensión, el círculo, a veces como modo del
pensamiento, la idea del círculo. Lo mismo ocurre con todos los cuerpos en la
naturaleza y sus ideas. El árbol y la idea de árbol no constituyen dos seres
diferentes, sino que remiten a una sola y misma cosa contemplada unas veces
como realidad material extensa y otras como el objeto de un pensamiento. La
idea de círculo, de árbol o de cuerpo humano contienen objetivamente[22] todo
lo que el círculo, el [21] árbol o
el cuerpo humano contienen formalmente. Para Spinoza, toda cosa posee una
esencia formal que expresa su realidad y una esencia objetiva que es la idea de
esa realidad. La esencia objetiva de una cosa es por lo tanto la idea de esa
cosa y se distingue de la esencia formal que señala la cosa en su realidad
material o en su forma. La mente, en cuanto idea, es entonces la idea objetiva
del cuerpo, es decir que comprende, a título de objeto de pensamiento, todo eso
que la esencia del cuerpo comprende formal o realmente según el mismo orden y
el mismo encadenamiento. Por ejemplo, si
la forma del cuerpo es afectada por la presencia de Pedro, luego por la de
Pablo, la mente va a tener sucesivamente la idea del cuerpo afectada por Pedro,
luego por Pablo. La idea y su ideado son por lo tanto idénticos e
indisociables.
Esta identidad,
sin embargo, no excluye la alteridad. Aunque expresen una y la misma cosa,
concebida unas veces bajo el atributo de extensión y otras bajo el atributo de
pensamiento, el círculo y la idea de círculo no por eso son reducibles uno a
otro. El círculo es un modo de la extensión, determinado únicamente por modos
de la extensión. La idea del círculo es un modo del pensamiento, determinado
únicamente por [22] modos del
pensamiento. Siendo distinta de su objeto, posee una esencia formal propia y
puede ser a su vez el objeto de una idea. Es lo que subraya el §27 del Tratado
de la reforma del entendimiento: “Una cosa es el círculo y otra cosa es la
idea de círculo. La idea del círculo no es un objeto con un centro y una
periferia como el círculo, de la misma manera que la idea de un cuerpo no es el
cuerpo mismo”. Como el círculo y la idea de círculo, el cuerpo y la mente son
dos expresiones de una sola y misma cosa, pero esas dos expresiones no son
estrictamente reducibles una a la otra. Una idea expresa las propiedades de su
objeto sin por eso tener las mismas propiedades que éste. En estas condiciones,
el problema es delimitar la esencia de esta unión psicofísica, que implica a la
vez la identidad y la diferencia entre el cuerpo y la mente, y determinar con
precisión sus modalidades de expresión.