Chantal Jaquet
Uno de los principales
promotores de la reflexión sobre Nietzsche en Francia en el siglo XX fue
incontestablemente Gilles Deleuze, cuyo libro Nietzsche y la filosofía, aparecido por primera vez en
PUF en 1962, y seguido en 1965 por una pequeña obra de presentación de este
autor en la colección SUP filósofo, marcó los espíritus y orientó
las investigaciones de generaciones futuras. ¿Cómo lee Deleuze a Nietzsche? De
manera general, pone el acento en la ruptura que Nietzsche consuma con la
filosofía tradicional entendida como búsqueda de la verdad, y sobre la
instauración de un nuevo modo de pensar que sustituye la topología de los
conceptos por una tipología de las fuerzas activas o reactivas. Esta
interpretación que pretende mostrar cómo, a partir de lo trágico, Nietzsche
llega a introducir el sentido en filosofía, los valores y el juego de fuerzas
operando en su constitución, conduce a Deleuze a centrar su atención en un
cierto número de temas nietzscheanos, como la dimensión crítica ligada al
problema del valor de los valores, la reevaluación del cuerpo, y la afirmación
de la voluntad de potencia, temas que juegan un rol central en el pensamiento
del autor de Más allá del bien y del mal. Es cierto, hay otros, y el
análisis deleuziano no podría reducirse a estos tres, pero es interesante notar
que, al respecto, la grilla de lectura del filósofo francés está marcada por
reminiscencias spinozianas. Es sorprendente en efecto constatar que, en
relación a estos tres puntos por lo menos, Deleuze lee a Nietzsche a través de
Spinoza, su otro autor predilecto, y se refiere expresamente a él, sobre todo
para lo que concierne a la cuestión del cuerpo y de la voluntad de potencia. Es
claro que la práctica conjunta de los dos autores por Deleuze, que publica su Spinoza y el problema de la
expresión en
1968, poco después de sus trabajos sobre Nietzsche, modifica la interpretación
de los dos filósofos a su vez e instaura un ida y vuelta entre sus pensamientos
que conduce a veces a “nietzscheanizar” a Spinoza o a “espinozear” a Nietzsche,
según los casos. Es conveniente entonces interrogarse sobre la lectura conjunta
de Spinoza y de Nietzsche por Deleuze a fin de determinar cómo orienta el
análisis de los textos no sólo del filósofo alemán sino también del filósofo
holandés. Dejaremos de lado la crítica de los valores y la sustitución de las
fuerzas sustancializadas de bien y mal por las fuerzas cualificadas de bueno y
malo, para las cuales Deleuze no efectúa explícitamente un paralelo con Spinoza
–y que nos limitamos a indicar como pista futura para explorar–, para
concentrarnos en los dos temas del cuerpo y de la voluntad de potencia.