28 julio, 2014

Excomunión y libertad

Diego Tatián

En el folio 408 del Livro dos Acordos da Nacam se conserva la célebre acta de excomunión de Spinoza leída en la Sinagoga de la ciudad de Amsterdam el 27 de julio de 1656.

"Los señores del Comité directivo (Mahamad) hacen saber a sus señorías cómo, hace días, teniendo noticias de las malas opiniones y obras de Baruch de Espinoza, procuraron por distintas vías y promesas apartarlo de sus malas costumbres; y que, no pudiendo remediarlo, antes al contrario teniendo cada día mayores noticias de las horrendas herejías que practicaba y enseñaba y de los actos monstruosos que cometió; teniendo de ello muchos testimonios fidedignos, que presentaron y testificaron todo en presencia del susodicho Espinoza, y que quedando éste convencido; que examinado todo ello en presencia de los señores rabinos (hahamim) decidieron, con su acuerdo, que dicho Espinoza sea excomulgado y apartado de la nación de Israel, como por el presente lo ponen en excomunión, con la excomunión siguiente:

Con la sentencia de los ángeles y con el dicho de los santos, con el consentimiento del Dios bendito y el consentimiento de toda esta Santa Comunidad y en presencia de estos santos libros (sepharim), con los seiscientos trece preceptos que en ellos están escritos, nosotros excomulgamos, apartarnos y execramos a Baruch de Espinoza con la excomunión con que excomulgó Josué a Jericó, con la maldición con que maldijo Elías a los jóvenes y con todas las maldiciones que están escritas en la Ley. Maldito sea de día y maldito sea de noche, maldito al acostarse y maldito al levantarse, maldito sea al entrar y al salir; no quiera el Altísimo perdonarle, hasta que su furor y su celo abracen a este hombre; lance sobre él todas las maldiciones escritas en el libro de esta Ley, borre su nombre de bajo los cielos y sepárelo, para su desgracia de todas las tribus de Israel, con todas las maldiciones del firmamento, escritas en el Libro de la Ley. Y vosotros, los unidos al Altísimo, vuestro Dios, todos vosotros (que estáis) vivos hoy; advirtiendo que nadie puede hablar oralmente ni por escrito, ni hacerle ningún favor ni estar con él bajo el mismo techo ni a menos de cuatro codos de él, ni leer papel hecho o escrito por él".

Muchas conjeturas se han hecho respecto a las "horrendas herejías que practicaba y enseñaba" y a "los actos monstruosos que cometió". Cuando fue excomulgado Spinoza tenía veinticuatro años y es posible presumir que --como a lo largo de toda su vida-- ninguna voluntad de escándalo lo animaba. ¿Por qué una personalidad tan cauta y moderada como la suya rechazó cualquier posible conciliación y precipitó así la excomunión? ¿Y por qué las maldiciones y execraciones del herem a Spinoza tienen una intensidad y una virulencia que no es posible volver a encontrar en ningún otro anatema proferido por la Sinagoga de Amsterdam, ni antes ni después de su caso? En efecto, se sabe que el herem es una herramienta disciplinaria que presupone una serie de advertencias previas y sólo se aplica en última instancia. Con toda probabilidad --como por otra parte había sucedido con Juan de Prado [1]-- la comunidad le habría propuesto al joven Baruch un sustento económico que le permitiera vivir, a cambio de discreción y silencio –entre otros recursos que zanjaran el diferendo con el menor escándalo posible. La crítica más reciente ha llegado a relativizar la leyenda negra de la excomunión de Spinoza, que tiene su inspiración más antigua en el texto de Lucas [2]; las investigaciones de Y. Yovel [3], Henri Méchoularn [4], como también los clásicos trabajos de I. S. Révah, entre otros, han podido contextualizar el episodio y atemperar la viva descripción de Lucas, que atribuía la execración meramente al odio, la venganza y la saña de su viejo maestro Morteira.

Ex-comunión, es decir aislamiento estricto, despojo de comunidad. ¿Marca esta ausencia de comunidad en algún sentido el trabajo filosófico de Spinoza? ¿Cuál es la comunidad de la que se acepta --se incita incluso-- la exclusión? ¿Hay, por el contrario, una comunidad que falta, una "comunidad ausente"?

La tesis que el trabajo presente quisiera proponer concierne al concepto spinozista de comunidad: comunidad no es en Spinoza algo a lo que se pertenece sino algo que se construye; no un dato sino un efecto; no una esencia sino una eventualidad; no una coacción sino una libertad. Comunidad, por consiguiente, no es algo que sucede a pesar de los miembros que la forman sino una producción, una generación y un deseo, un appetitus. Entrar en comunidad con algo o alguien, con otro o con otros, es una composición intrínseca con ellos que afecta de manera decisiva a las singularidades que se implican de este modo entre sí. Las potencias que definen a los seres se complicarán así en totalidades dinámicas, parciales, abiertas, inclusivas, en la medida en que no obstruyan mutuamente su expansión y su capacidad de afectar y de actuar, sino que, al contrario, la favorezcan. Las tres posibilidades que una criatura tiene para con las otras son: el conflicto, la inmunidad, la comunidad. Se entra en conflicto en virtud de las pasiones --o más bien cierto modo de ser de las pasiones--; se es inmune respecto a los demás en virtud de una operación política que desde el exterior del cuerpo político, buscando inhibir las pasiones, inhibe también la potencia que las pasiones expresan --o mal expresan--, de modo que se imposibilita también la capacidad natural que los seres tienen de afectarse entre sí de manera radical o intrínseca; se entra en comunidad, finalmente, cuando dos o más existencias componen sus potencias tanto según cierto modo de ser de las pasiones --diferente al que tiene lugar en el conflicto--, como según la razón. La producción de comunidad no presupone la eliminación de las pasiones sino más bien su existencia, en la medida en que no redunden en impotencia y en servidumbre sino en cuanto vías de liberación ética y política.

21 julio, 2014

Spinoza in Borges’ Looking Glass / Spinoza en el espejo de Borges

Marcelo Abadi

In the same tongue in which Spinoza refuted the Jewish authorities who brought about his expulsion from the Amsterdam Synagogue, three centuries later an Argentinean writer, long since blind, dictated a sonnet entitled "Baruch Spinoza". Some years earlier he had dictated another sonnet, called, simply, "Spinoza". The poet --Jorge Luis Borges, of course-- is one of the most prominent writers in any tongue. He produced no famous novel, no successful play; he created no character comparable to Don Quixote, or Hamlet, or even Father Brown. But in his poems, stories and essays our century can detect a voice that stirs the dormant wonder which, according to the Greeks, lies at the source of the love of knowledge and wisdom.

Borges claimed to be "simply a man of letters" [1]; in private he had described himself as a "puzzled literary man". Yet, though he never purported to be a philosopher, the stuff of his creation is often philosophical: the riddles on which the mind dwells while pondering problems such as the reality of the external world, the identity of the self, the nature of time.

The Vienna Circle held metaphysics to be a branch of fantastical literature. Borges shared this view, referring ironically but also appreciatively to metaphysics and enumerating among the masters of the genre authors such as Plato, Leibniz, Kant… and Spinoza, whose invention of an infinite substance with infinite attributes he considered a superb fiction.

Borges, admitting that he appraised philosophical ideas according to their aesthetic value or inasmuch as their content were singular or marvellous, never led his readers to expect a style of rigorous demonstration or sustained coherence, which is not to be found in his writings. Nevertheless, one should not hasten to conclude that he was indifferent to truth; he felt there is ultimately a close solidarity between beauty, truth and good. And if he did express deep-rooted scepticism, it was scepticism that spurred his vigilant quest.

But Spinoza deemed his own philosophy to be the true one. In his system there was no place for doubt, not even the provisory doubt of Descartes.

What, then, was the message that three centuries after his death the Dutch philosopher conveyed to the Argentinean man of letters? How is the doctrine of Spinoza to be read in the works of Borges?

14 julio, 2014

Un claro laberinto (El 'mos geometricus' spinoziano)

Jesús Ezquerra Gómez

Este ensayo pretende mostrar que la geometría para Spinoza no es un mero modo retórico de exposición, extrínseco al contenido así expuesto. La identidad spinoziana de razón (lógica) y causa (física) indica que la geometría es más bien el carácter, el modo de ser (el êthos) de lo real. Este ensayo explora asimismo algunos problemas que plantea tal identidad de razón y causa, como el carácter analítico de toda relación causal o la imposibilidad del tiempo.

Jesús Ezquerra Gómez, Estudios filosóficos, núm. 158, vol. 55, Valladolid, 2006, pp. 67-81. PDF

07 julio, 2014

El tiempo de la multitud

Aurelio Sainz Pezonaga

Vittorio Morfino, El tiempo de la multitud, Madrid, Tierradenadie ediciones, Madrid, 2014, 228 pp.

Tierradenadie ediciones ha publicado recientemente El tiempo de la multitud de Vittorio Morfino. Morfino es uno de esos nuevos lectores de Spinoza que, como Warren Montag o Laurent Bove, por nombrar autores cuyas obras más importantes sobre Spinoza han sido traducidas también al castellano por Tierradenadie ediciones, están construyendo una nueva mirada de la filosofía del pensador del conatus.

Profesor de la Universidad Milán-Bicocca, Morfino lleva años trabajando en torno a una nueva hipótesis para el materialismo filosófico. Su hipótesis enlaza las aportaciones de Spinoza y Althusser, pero está igualmente conectada a las aventuras intelectuales, tan distantes entre sí y al mismo tiempo tan próximas, de Lucrecio, Maquiavelo, Marx, Darwin o Negri.

Esa nueva hipótesis descansa, y ésta es una discusión que recorre todo El tiempo de la multitud, en lo que Morfino llama el “primado[1] del encuentro sobre la forma”. El marco y las estrategias con los que la hipótesis está elaborada son los propios de la historia de la filosofía: resolución de problemas de lectura de autores clásicos, esclarecimiento de supuestos, proposición de alternativas interpretativas, trazado de líneas de demarcación, diferenciación entre propuestas filosóficas, descubrimiento de afinidades entre pensadores históricamente distantes...

Los dos últimos procedimientos citados conducen gran parte de la argumentación del libro. La investigación de Morfino avanza en buena medida estableciendo diferencias. Así traza las diferencias entre una concepción teleológica de la forma como la de Aristóteles y la concepción materialista que expone Lucrecio, entre una relación con el otro definida por la intersubjetividad (Husserl-Leibniz) y otra pensada como interindividualidad (Simondon-Spinoza), entre un concepto idealista de la libertad (Schelling-Heidegger) y otro materialista (Spinoza), entre una aproximación dialéctico-teleológica a la violencia (Hegel-Engels) y otra arqueológica (Marx-Althusser), etc.: 1885-477X YOUKALI, 16 página 137 A

A su vez, la construcción de afinidades (Lucrecio - Maquiavelo - Spinoza - Darwin - Marx - Simondon - Althusser) no es menos fundamental para la exquisita elaboración del concepto del primado del encuentro sobre la forma que realiza Morfino. Pero, el terreno donde el concepto se pone a prueba es, seguramente, el despliegue de las consecuencias que del mismo se siguen para la política.