26 noviembre, 2007

'El ser y el acontecimiento' de Alain Badiou

Alain Badiou, El ser y el acontecimiento, Manantial, Buenos Aires, 2003, pp. 592.


Alain Badiou (Marruecos, 1937), filósofo político francés, describe la filosofía como una especie de “revuelta” del pensamiento y declara que “no hay filosofía sin el malestar del pensamiento en su confrontación con el mundo tal como está”. El “mundo tal como está”, así como el estado de la filosofía actual, demandan una revolución del pensamiento filosófico, el cual, según Badiou, se ha abandonado a la especialización escolástica, la consolación o la terapia y la moda de la sofística.

Mientras la filosofía moderna se ha alejado de la ontología y la filosofía del sujeto por el estructuralismo, el post-estructuralismo y el deconstruccionismo, Badiou se ha comprometido con diversos proyectos que apuntan a revitalizar y reinventar aquella olvidada filosofía. En su visión, la filosofía quedó gravemente herida cuando decidió sustituir la pregunta de la verdad por la pregunta del significado en medio de la barbarie del siglo XX y la catástrofe que el actual estado de cosas siga sucediendo en el inicio del nuevo milenio. Esta tendencia desgraciadamente condenó todo el pensamiento a las esferas de la lingüística y la ontología (aquí nos referimos a aquella ontología que ha confundido el ser con el ente), piedras de toque de los llamados “anti-filósofos” (Deleuze, Foucault, Lacan, Levinas, Lyotard, entre otros).

Badiou sostiene que la filosofía debe recuperar su universalidad, esto es, una nueva actualidad, pero no simplemente regresando a los racionalismos de la Ilustración y rechazando los desarrollos del pensamiento posmoderno y sus advertencias de totalización (lo Uno sobre lo múltiple, el Sujeto sobre lo otro); más bien, como Peter Hallward explica con sorprendente concisión, Badiou busca elaborar una compleja revuelta filosófica que nos permita:

rescatar la razón del positivismo, el sujeto de la deconstrucción, el ser de Heidegger, el infinito de la teología, el acontecimiento de Deleuze, la revolución de Stalin, la crítica del estado de Foucault,... y la afirmación del amor de la cultura popular americana. [Badiou...] reinvindica una filosofía del sujeto sin recurso a la fenomenología, una filosofía de la verdad sin recurso a la adecuación, una filosofía del acontecimiento sin recurso al historicismo.

Para Badiou, el imperativo fundamental subyacente en todos estos antagonismos es que la filosofía debe asegurar un espacio para el pensamiento, mismo que nos permita pensar de nuevo la realidad. Para lograr un retorno radical a la verdad y fortalecer el pensamiento filosófico frente a la actual pasividad, Badiou afirma que la filosofía debe colocarse fuera de la representación (lenguaje) y, al mismo tiempo, no debe confundir la pregunta “por qué el ser” respondiendo con el ente. Este es un problema ontológico que exige una reconciliación entre una nueva ontología y una nueva teoría del sujeto.

En El ser y el acontecimiento, su principal texto, Badiou nos presenta el avance de este proyecto, donde encontramos dos proposiciones fundamentales: la primera, “las matemáticas son la ontología”, y la segunda, la novedad sucede en el ser bajo el nombre de “acontecimiento-verdad”. Las consecuencias de estas proposiciones son una re-legitimación de la filosofía, el despliegue de una ontología materialista y el desarrollo de una nueva praxis del pensamiento --estas son las consecuencias que conceden a la filosofía de Badiou su carácter revolucionario.

En términos de Badiou, la proposición “las matemáticas son la ontología” es una idea filosófica condicionada por un acontecimiento-verdad en la esfera de la ciencia. Este acontecimiento-verdad fue el descubrimiento de Cantor de la teoría de conjuntos y su subsecuente axiomatización (teoría que formaliza la noción de infinito bajo la forma de números transfinitos). Badiou se apoya en las matemáticas y su axiomática de lo infinito para adoptar un método para la filosofía que le permita pensar la multiplicidad pura (lo infinito). Según el propio Badiou, la teoría de conjuntos lo despertó de su “sueño sartreano” y le proporcionó el concepto que él llama “acontecimiento-verdad”, rompiendo con el impasse de la ontología moderna. Así, en El ser y el acontecimiento, nuestro autor analiza la pertinencia de los axiomas matemáticos y, al tiempo, elabora una concepción matemática del infinito que sobrepasa a todas las concepciones metafísicas en la historia de la filosofía.

Ahora bien, el primer elemento que uno debe examinar aquí es el de “condicionar”: ¿qué significa para una idea filosófica el estar “condicionada” por un acontecimiento-verdad dado en una esfera heterogénea? “Condicionar” es una operación filosófica que analiza los procedimientos de verdad que ocurren fuera de la filosofía. Según Badiou, la existencia y vigencia de una filosofía depende de la articulación de los actuales procedimientos de verdad y los conceptos filosóficos propios como ser, verdad y sujeto. Badiou sostiene que los procedimientos de verdad ocurren sólo en cuatro esferas: en el arte, la política, la ciencia y el amor. Así, postula una tarea central para la filosofía: producir el “ensamble” (síntesis) de los procedimientos de verdad contemporáneos. Esta articulación es la que transforma aquellos procedimientos de verdad independientes en “condiciones” de la filosofía, esto es, el pensamiento filosófico crea su propia práctica en el despliegue (dinámica) de esas condiciones.

Sin embargo, Badiou enfatiza la separación de la filosofía de sus condiciones para prevenir lo que él denomina un “desastre”. Un desastre ocurre, a sus ojos, cuando la filosofía intenta fusionarse con una de sus condiciones, es decir, cuando la filosofía tiene el deseo de producir la verdad en una esfera del pensamiento externa a ella. En este sentido, la filosofía trata de convertirse en política, o ciencia, rivalizar con la literatura, o crear nuevas figuras sobre la relación amorosa. Para Badiou, la verdad ocurre fuera e independientemente de la filosofía. Por ello, la filosofía misma no es un procedimiento de verdad genérico, si bien, puede adoptar muchos aspectos de los procedimientos de verdad. El corolario de esta crítica es que se requiere un estricto deslinde entre la filosofía y sus condiciones externas.

Ahora bien, el acontecimiento-verdad, la novedad en el horizonte del ser, puede ocurrir, según Badiou, en un tiempo indiscernible, pero no en un lugar cualquiera; el acontecimiento-verdad está generalmente localizado en un “sitio de acontecimiento” cuya principal característica es que está al borde del vacío; en otras palabras, donde las razones fundamentales de las formas dominantes de organización y reconocimiento han cesado de tener sentido y significado. Un acontecimiento-verdad, contrario a los sucesos de la vida diaria, rompe con el orden establecido de las cosas, con el status quo (por ejemplo, la encarnación y muerte de Jesucristo en la esfera de la religión, la Revolución Francesa en la política); si éste es reconocido, se expande fuera del sitio del acontecimiento y origina la intervención de ciertos sujetos “fieles a la verdad” que desarrollan las implicaciones (rupturas) del acontecimiento, entonces se inicia la transformación radical de la situación. Para Badiou, no hay fundamento para el acontecimiento-verdad: no es previsible, ni tiene una causa identificable, tampoco surge debida a alguna otra situación, no obstante, pertenece a la categoría de “no-ser-en-tanto-ser” (de la inconsistencia de la multiplicidad). De esta manera, Badiou coloca la contingencia absoluta del acontecimiento-verdad como el rasgo más importante de su nueva teoría de la praxis.

La filosofía de Badiou es una filosofía disruptiva y radicalmente nueva en su posibilidad, sobretodo a partir de su concepto de acontecimiento-verdad que interrumpe el estado de cosas. Recordando a su maestro, Jacques Lacan, Badiou sostiene que la verdad “hace agujero en el saber” y orienta la acción del sujeto portador de la misma. Si, con Badiou, concebimos la verdad como la interrupción del conocimiento aceptado y la intervención del sujeto en su propia situación como el reconocimiento del acontecimiento-verdad, podemos considerar a Badiou como un filósofo que busca roturar y cultivar un espacio donde pensar estas rupturas. De ahí que Badiou pueda ser caracterizado como un filósofo de la revuelta y la posibilidad, y su pensamiento como la praxis de un compromiso inquebrantable para crear la posibilidad de pensar “lo otro del saber”.

Alfredo Lucero-Montaño